La Argentina de Leo Messi ha caído tan bajo y son tan pequeñas sus expectativas de momento que espera un milagro ante Qatar para pasar a la segunda fase de la Copa América que se disputa en Brasil. Quedarse afuera, ya lo dijo el mejor jugador del mundo, sería un desastre. Después de dos partidos en los que el equipo no apareció (la derrota inapelable ante Colombia y el empate frente a Paraguay), Argentina se juega algo más que su prestigio.

El conjunto que dirige el muy cuestionado Lionel Scaloni repite en parte la historia de Rusia 2018 con Jorge Sampaoli. Duda tanto de sus potencialidades que, según el diario 'La Nación', teme no estar a la altura de las circunstancias. El miedo al fracaso y la humillación ha calado tan hondo que Scaloni analiza a Qatar como si fuera el Barcelona de Messi y Guardiola. "Así de crítico, y confuso, es el momento. No es que alguien crea que el invitado árabe sea una síntesis del fútbol inolvidable que regaló aquel equipo. En todo caso, lo que hay es conciencia de las propias debilidades: si Qatar amasó una generación de futbolistas jóvenes al amparo del ideario del Barça, esta Argentina necesitada y tambaleante no tiene siquiera un estilo al que aferrarse en esta hora de temor".

Los problemas del seleccionado vienen de lejos y otra vez afloran en un contexto de adversidad. Es el reino de la improvisación y siempre la hora de empezar de nuevo desde cero. Scaloni dirigió el conjunto 12 partidos y nunca estuvieron en el campo los mismos 11 jugadores. Convocó a 53 y utilizó 52, de los cuales 40 fueron titulares, y entre un partido y otro realizó 66 cambios. Así, señalan los críticos, es imposible armar una base.

Gio Lo Celso, de quien Scaloni esperaba mucho y por ahora ha ofrecido poco, dijo en la previa lo que todos suponen: el único que puede salvar a Argentina del bochorno es Messi. "Tener a Leo de compañero es un privilegio. Te soluciona todo lo que le das", señaló el del Betis.

Pánico a un cruce con Brasil

Si Argentina queda en tercer lugar de su grupo, el B, sucederá entonces lo tan temido: es muy probable que se vea cara a cara con Brasil y que ahí termine su torneo, salvo que otra vez se ilumine su capitán al frente de un barco a la deriva y siempre a punto de naufragar.