Leo Messi ha roto su silencio a través de un comunicado. Él no habla y sigue sin ir a entrenar con Ronald Koeman. Pero ese comunicado no es para responder al Barça sino para replicar al comunicado que emitió La Liga (LFP) la pasada semana en el que anunciaba que no podía abandonar el Barça si no era, a cambio, de ejecutar la cláusula de rescisión de 700 millones de euros. La estrella, que se ha perdido el cuarto día de trabajo con el nuevo entrenador, sostiene que puede aferrarse a esa cláusula, a pesar de que el Barça alega que caducó el pasado 10 de junio

No ha abierto aún la boca Messi desde que manifestó, a través de un burofax, su deseo de abandonar este verano el Camp Nou. Tampoco el presidente Josep Maria Bartomeu. Pero la estrella ha decidido, siguiendo el consejo de sus asesores legales, responder al organismo que preside Javier Tebas, el mismo dirigente quien en su etapa de asesor deportivo del Alavés (2005) quiso prohibir el estreno del argentino con el primer equipo alegando un fraude de ley en su ficha.

Mantiene Messi su idea de marcharse este verano, pese a las reuniones que ha tenido Jorge, su padre y agente, con Bartomeu. El Barça no quiere venderlo. Y mucho menos regalarlo, mientras el jugador recalca que esa cláusula del contrato, que se firmó en noviembre del 2017, le permite salir libremente.

Con este paso, el primero que da oficialmente, más allá de los monosílabos de su padre, capturados por los periodistas, sea en el aeropuerto o en la puerta de su despacho, el capitán traza un nuevo camino. Sintiéndose, en todo momento, exjugador del Barça porque no ha acudido a la ciudad deportiva ni un solo día. Ni siquiera ha explicado a sus compañeros, que empezaron a trabajar el pasado lunes, su postura oficial.

No ha vuelto a pisar Messi el vestuario. Hace 11 días envió el burofax para documentar legalmente el deseo verbal que le había trasladado a Bartomeu en varias ocasiones. Ahora replica a La Liga, el único que se ha posicionado públicamente en este caso. Ni el propio capitán ni el Barcelona han emitido comunicado alguno. Solo Tebas, que perdería con la marcha del argentino un patrimonio deportivo incalculable, que tendría luego repercusiones comerciales y económicas.

Se fue Neymar en el 2017 a Francia para reunirse con Mbappé en el Paris SG. Se marchó Cristiano Ronaldo en el 2018 a Italia con la Juventus y ahora podría irse, dos años después, Messi camino de Inglaterra para potenciar la marca y el músculo financiero de la Premier jugando en el Manchester City de Guardiola.

De ahí, que Messi, en su primer movimiento tras el burofax, apunte directamente a la Liga, manteniendo el escenario que él desea. Irse del Camp Nou, tras 20 años de convivencia, consiguiendo una salida pactada, tendiendo la mano al club como ya anunció EL PERIÓDICO la pasada semana.