—Cuando llegó se preguntaba cómo se encontraría lejos de su casa y del club de toda su vida. ¿Como se encuentra?

—Siempre he pensado que los cambios son positivos. Pensaba que me adaptaría bien, pero siempre te queda la incertidumbre. Lo descubrí rápido, enseguida me aclimaté.

—Donde menos diferencias hay es con el balón. ¿Quizá dudaba más por el cambio de club, de ciudad, de la idiosincrasia?

—Sí, pero tampoco ha sido un cambio grande. Para nosotros es fácil porque fútbol es fútbol, conoces la Liga, sabes los funcionamientos y al entorno te haces rápido porque pasamos en la Ciudad Deportiva prácticamente ocho horas diarias. Ningún problema.

—¿Ha notado diferencias en el trato de la calle?

—No. El trato ha sido muy bueno. Es cierto que yo vengo de un pueblo donde se respira la Real y todo el entorno es realista. Vienes a una ciudad y, quieras o no, hay una diferencia con el pueblo. Es normal que la gente no te conozca tanto. Pero estoy muy agradecido a toda la gente que se me ha acercado desde el principio. Eso te hace sentir bien.

—¿Qué siente cuando piensa en su temporada: satisfacción o frustración?

—Ahora estoy contento. Ha cambiado mucho todo en un mes. En lo personal va muy acorde, es muy difícil separar una cosa de otra. Desde que llegué, lo que he jugado me he encontrado bien. Es cierto que he tenido dos lesiones y que la segunda se produjo porque tuve que jugar por circunstancias y me hice una rotura importante en el isquio. He recuperado bien, he ido entrando algunos minutos en los últimos partidos, entrenando bien y con ganas de aportar para lo que queda. Todos sabemos la importancia que tienen los finales de temporada.

—Da la impresión de que no ha llegado a encontrar ese punto de finura.

—Puede ser. Lo que jugué al principio no me encontré mal. ¿Que me puedo encontrar mejor? No tengo la menor duda, para ello trabajo.

—¿No es raro llegar a un sitio siendo nuevo y que le cuelguen galones?

—Para eso estamos. No entiendo esto si no es dando todo lo que tengo. La gente no va a esperar más de mí de lo que espero yo. Por las experiencias que hemos tenido se te cuelgan galones y hay que aceptarlo. El que ha vivido más años en el fútbol se supone que sabe hacer frente a diferentes dificultades.

—¿Por qué dice que se exige tanto?

—Yo no entiendo esto si no pongo el 100%.

—¿Ha notado tanta presión en el Zaragoza como se dice?

—Tiene una masa social muy importante y lo que hemos conocido del Zaragoza es de Primera División, ganando títulos… Es cierto que ahora estamos donde estamos y que para llegar arriba tienes que pasar un proceso. En ese proceso estamos, en esa evolución. Yo ya lo pasé en San Sebastián. Y aquí lo que se buscaba, lo que a mí me contaron a principio de temporada, lo estamos haciendo. ¿Presión? No sé. Es que es difícil que otro pueda exigirme más de lo que me exijo yo. Tampoco lo veo muy diferente a San Sebastián. La Real también mueve mucha masa social y metía mucha gente en el estadio en la época de Segunda División. Que un domingo vayan a La Romareda veintitantas mil personas en Segunda es algo que no se ve, es muy significativo.

—¿No le suena raro entonces que haya tanto ruido alrededor de un equipo de Segunda?

—Es muy bonito. Si quieres conseguir tus objetivos, cuanta más gente tengas de tu lado, mejor. Y por ahí el Zaragoza tiene mucha gente. No sé cuánta gente fue a Soria o a Tarragona, pero eso es algo que se nota. Todo eso es sumar, empujar.

—¿Le ha sorprendido la respuesta de la afición, a la que se ha considerado desde siempre muy exigente?

—Ya había jugado en La Romareda con la Real y la había sufrido. Se nota que el estadio empuja a su equipo y eso es brutal. Que la gente esté enchufada es un plus. Luego no sé qué haremos.

—La temporada va quedando para cortar el bacalao. ¿Le parece lo más bonito lo que queda?

—Sí. Estamos en una situación que hace mes y medio no la veíamos cercana. Nosotros hemos conseguido darle la vuelta a la situación y enganchar a la gente. Ahora tenemos que seguir. No sé dónde estaremos dentro de un mes porque hay que pensar solo en el domingo. Si ganamos, damos otro paso. No hay que mirar más allá.

—Con la sanción de Grippo, es muy probable que vuelva a ser titular. ¿Cómo está?

—Estoy bien, preparado, con ganas, mentalizado.

—¿Se ha sentido raro entrando a jugar solo unos minutos en los últimos partidos?

—Bueno… Me ha tocado. Ya me había pasado de todo. Ahora me ha tocado esto y hemos ganado, así que…

—¿Por qué han cambiado tanto los resultados?

—Nos hemos afianzado. En los partidos que habíamos ganado antes, quitando el de Lorca o el del Numancia en casa, había más ida y vuelta o concedíamos mucho al rival. Los tres últimos al equipo se le ve más compacto, más seguro, y genera y llega más. Antes también hacíamos cosas muy bien, pero no éramos tan regulares durante los 90 minutos.

—¿De dónde sale la confianza?

—Es todo. Creo que no se hacían las cosas tan mal, pero los resultados lo camuflaban. Ahora ves tu trabajo reflejado en puntos y eso libera a la gente.

—Durante buena parte del año no tenían ganas de hablar abiertamente del ascenso. ¿Ahora ya se puede?

—No hay problema en hablar de cualquier cosa, pero un resultado, un simple resultado, te cambia tanto las cosas que no gusta hablar. Si ganamos al Lorca, veremos las cosas mejor e iremos a Pamplona con otra mentalidad. No veo más allá, de verdad.

—¿Ve al equipo mejor defensivamente? Ante el Oviedo fue muy sobrio, pero en Los Pajaritos volvió a recibir ocasiones de gol en contra.

—Es muy difícil que en Soria no te generen ocasiones. No concedimos mucho ante un equipo que viene haciéndolo muy bien en casa. Tuvieron alguna ocasión, pero nosotros tuvimos el control y muchas más ocasiones claras. Eso es lo difícil.

—¿La parte mala del partido del domingo es que la gente lo da por ganado?

—No sé si es la parte mala. Eso nos los hemos ganado nosotros y ya sabemos que va a costar un montón ganarlo. El Lorca empató contra el Sporting, en Carranza… Pero esa ilusión que hemos generado es positiva, significa que el equipo tiene credibilidad. Claro que habrá que jugarlo y estar bien.

—¿Se temen que llegue algún mensaje triunfalista?

—No podemos pensar ahora lo que va a pasar en mayo. Sé que es un tópico enorme, pero es que es así, esto va semana a semana.

—En los vestuarios siempre se ha calculado los puntos que harán falta, el equipo que se va a caer, el que va a entrar seguro…

—Es inevitable, pero es hablar, opinar... Claro que hablamos de eso, pero no dejan de ser conjeturas.

—¿La camiseta puede pesar a favor y en contra en estas situación? Por ejemplo, en los equipos que van por delante y ven progresar al Zaragoza sin descanso.

—Venimos de una buena racha, de ganar partidos y de ganarlos bien contra rivales de todo tipo. Eso lo saben los demás equipos, perciben a la gente en La Romareda y a la que va fuera. Todo eso es bueno para nosotros.

—¿Hay casualidades en volver a ganar en casa?

—Si solo ganamos cuatro partidos en casa en el 2017, sería porque algo no estábamos haciendo bien. Si ahora ya hemos ganado los mismos, será porque algo estamos haciendo bien. No creo mucho en la suerte.