Han pasado tres décadas desde que José Moreno llegó a Daroca. Este cartero nacido en la localidad sevillana de La Puebla de los Infantes encontró el amor en la localidad zaragozana. Allí se casó con Ángeles, formó una familia y de cero creó una gran afición por la escalada en Daroca. La territorial quiso premiar la trayectoria de este personaje singular otorgándole uno de los premios más prestigiosos en la Cena de la Montaña. Era la insignia de oro. «Me llamó hace mes y medio Luis Masgrau, el presidente. Me quedé sorprendido porque hacemos las mismas actividades de siempre, pero ahora se nos oye menos y salimos menos en prensa», explica José Moreno desde Daroca.

Con Moreno estuvieron en la cena su esposa y Laura, su hija. Faltó Dani, su hijo, uno de los mejores escaladores del panorama nacional. «Me habría gustado que hubiera estado. Pero se encuentra en una reunión de amigos escaladores en Kentucky. Pero todos los que estuvimos lo pasamos fenomenal reencontrando a viejos amigos», explica José Moreno.

El andaluz recuerda desde la lejanía a su hijo, que ahora es uno de los mejores escaladores de dificultad del panorama nacional. «Es un deportista con muchas ganas, tesón y nunca se rinde. Persigue una meta y va a por ella. Técnicamente ha aprendido más que yo y tiene más cualidades físicas. Se ha mejorado la raza», explica su padre con ironía.

Recuerda que comenzó a escalar en San Sebastián. «Salíamos con los amigos y, como no había muchos entretenimientos, enseguida nos subíamos a un árbol o a una piedra. Nos íbamos a trepar a Peñas, muy cerca de Rentería». Después se fue a trabajar de cartero a Zaragoza. «Sin apuntarme a ningún club iba por libre haciendo montaña. Subí tresmiles como el Monte Perdido o Balaitous», rememora Moreno.

Después pidió el traslado a Daroca y allí se fue a trabajar. «Comencé más fuerte con la escalada vertical. En aquella época todo era más artesanal que ahora. Comprábamos la cuerda, las cintas exprés las hacíamos en una máquina industrial y los arneses eran de segunda mano», apunta.

Fue en el año 98 cuando se fundó el Club de Montaña Daroca como una sección del Pirineos de Zaragoza. «Lo creamos un grupo de amigos. Por aquel entonces estábamos unos 60 y ahora no queda nadie en el club. Hasta el año 92 nos íbamos a escalar a una zona de canteras y también abrimos una vía en el castillo de Daroca. Pero después llegó una generación de chavales de 16 y 17 años». Fue en 1994 cuando el club montó la zona de escalada de Torralba de los Frailes. «Está a media hora de Daroca. También nos íbamos a escalar al río Piedra, en Pozo Verde, muy cerca de Guadalajara. Vino desde Zaragoza un joven escalador de gran nivel como era Arturo Campos y nos ayudó a montar las vías en Torralba de los Frailes», recuerda José Moreno.

El momento de mayor afición por la escalada fue hace casi diez años. «Llegamos a tener 42 escaladores y ahora tenemos una decena. Llegamos a llevar un autobús entero a los Juegos Escolares de Aragón y yo era el responsable. Los sacaba a competir y a escalar en roca natural». Fue en el año 94 cuando se montó un panel de escalada en la sede del club y un año más tarde un rocódromo en la parte trasera del frontón. «Fue en esos años donde salió Dani y con él tambien un grupo de magníficos escaladores como Javier Gil, Héctor Gracia, Eduardo Langa, Sara Agustín y Laura Moreno. Agustín y Dani han llegado a ganar cinco Copas de España y cinco Campeonatos de España de escalada», indica Moreno.

Aquellos años

Los tiempos han cambiado. No se hace tanta escalada en Daroca y las actividades de este club con 60 socios se han diversificado. Aunque el presidente es el mismo de siempre: José Moreno. «Soy el presidente desde la fundación del club y no se ha encontrado sustituto. Ahora se hace mucho senderismo, bicicleta de montaña y carreras por montaña. Y en Daroca hay una buena oferta de fútbol, kárate y patinaje».

Aún recuerda con añoranza los mejores años en la escalada del Club de Montaña Daroca. «La juventud ha cambiado y a peor a nivel deportivo. Ahora hay muchas distracciones para los niños y el entrenamiento de escalada es de estar al cien por cien en lo que haces. De lo contrario, te caes. Los chavales se ponen a escalar y, cuando te despistas, ya están sentados en la colchoneta con el móvil. Sin embargo, hace años querían estar todo el día colgados de la pared. Lo que tampoco es bueno». Con 60 años Moreno sigue tan hiperactivo como siempre. «Aunque los años no pasan en balde. Se hacen muchas actividades y a veces sí que me canso. A ver si alguien me sustituye en el club, pero nunca he pensado en retirarme», concluye.