El Club San Viator ha logrado un pequeño milagro en el corazón del barrio de La Paz. Ahora cuenta con una de las más importantes canteras de fútbol sala femenino de Aragón junto a Red Star e Intersala Promises. "Nos gusta que nos identifiquen como un club de chicas y nos hemos especializado en mujeres. Los chicos llegan a la categoría cadete y se vuelven locos por el fútbol. Los clubs les ofrecen muchas cosas, los padres piensan que fichando por un equipo de fútbol van a subir más rápido y eso es dificilísimo", explica Juan Francisco Rubio, el presidente del club.

San Viator rompe la norma. A las mujeres se les identifica con muchos deportes, pero por tradición el fútbol ha sido practicado mayoritariamente por los hombres. El equipo zaragozano es un ejemplo del fomento del deporte femenino. Este año cuenta con ocho equipos femeninos con un centenar largo de jugadoras. Su gran estandarte es su equipo de Segunda División Nacional.

Los frutos vienen de muchos años atrás. El gran impulsor de esta cantera es el propio Rubio. San Viator nació en 1949. Por aquellos años se practicaba el fútbol-11 y después el beisbol, el tenis y el básquet. Hasta que en 1978 Rubio puso la semilla del fútbol sala. "San Viator era un internado con chicos de exclusión social. Yo estudiaba allí y jugaba al fútbol sala. A los 19 años salí del colegio y empecé a entrenar a equipos de chicos. Llegamos a tener siete. Pero accedieron chicas al internado y para que hicieran deporte montamos un equipo". A partir de entonces llegó la gran revolución del fútbol sala femenino.

En la élite

Los mejores años en la élite llegaron cuando San Viator se vinculó al Zaragoza 2002. "Ese equipo estaba en la Primera División. Eran chicas que jugaban a nivel regional y alcanzaron la División de Honor con el Mainfer. Estuvimos vinculados con ellos cinco años", dice Rubio.

Desde hace ocho años el club de fútbol sala se ha desvinculado del colegio. "Hay que tener en cuenta que el Gobierno de Aragón no permitía utilizar sus tres pistas de fútbol sala porque es un internado de protección de menores. Ahora nos buscamos la vida buscando pabellones por todo Zaragoza", afirma el presidente.

Pese a contar casi en su totalidad con equipos femeninos, San Viator pretende ser un club abierto. "Hasta hace dos años teníamos un equipo de chicos alevín y otro benjamin, pero cuando se hacen mayores, los críos se vuelven locos por el fútbol. En chicas pocas optan por ir al Prainsa. La captación es el boca a boca y la pagina web. Editamos carteles y los colocamos en negocios y pabellones y nos movemos por las redes sociales".

En San Viator no se buscan los títulos a ultranza. "Tenemos jugadoras en el equipo de Segunda División Nacional de 15, 16 y 17 años que podrían jugar en las ligas menores para ganar títulos, pero no queremos que una chica que viaja el sábado a Cataluña, al día siguiente juegue un partido de juveniles para ganar su liga regional".

Pese a su veteranía, Rubio sigue jugando al fútbol y ha preparado a equipos de chicos y de chicas. "Un vestuario de chicas es más complicado que el de chicos. A las chicas les dices una cosa y ellas ven la segunda opción. Al principio discuten, pero al final hacen caso. Por otro lado, aprenden más rápido la técnica. También hay que meterles caña. Les tienes que decir que para luchar un balón tienen que entrar fuerte. Por último, se les nota más sus problemas personales en los partidos. Pero vienen a entrenarse y se desinhiben", reconoce.