El clima, el tiempo, la sorprendente lluvia, el chirimiri, lo seco y lo húmedo, la duda de si montar neumático liso, de seco, o con dibujo, de lluvia, convirtieron el último entrenamiento del Gran Premio de Argentina, que se disputa en el recóndito circuito de Termas de Río Hondo (20.00 horas), en una auténtica lotería y, sobre todo, en una apuesta para saber quien se arriesgaba más, quien se atrevía a montar la goma de seco con una pista que parecía, en algunos sectores, de cristal, un espejo.

Mientras muchos celebraban la 50ª pole position de Pedrosa, ¡zas!, el australiano Jack Miller, de 23 años, renacido ¡gracias a Dios! desde que pilota una vieja Ducati, cruzó la línea de meta y logró la novena pole de su vida (las otras ocho fueron en Moto3), con un esperpéntico 1.47.153.

Así que, tras esta movidísima carrera hacia la pole, que tuvo como tremendos protagonistas e invitados sorpresas, de lujo, al mayor de los Espargaró, al mismísimo Tito Rabat (con otra Ducati del año pasado), al eterno Zarco, que ya no es sorpresa, y al recuperado Rins, la primera línea de la parrilla de hoy estará integrada por Miller, Pedrosa y Zarco; detrás, Rabat, Rins y Márquez, que parecía, era, dueño del gran premio tras dominar en seco (1.39.395), mojado (1.48.896), semimojado (1.49.358) y había logrado la primera posición los cuatro últimos años.

Y si espectacular fue la sesión para componer la parrilla de la categoría reina, dos jóvenes valores de las canteras, cómo no, italiana y española, se habían convertido antes en las auténticas revelaciones. Por un lado, el jovencísimo Tony Arbolino (Honda), que logró la primera pole de su vida en Moto3 y el barcelonés Xavi Vierge (Kalex), que consiguió una estratosférica primera plaza en Moto2.