Hicham El Guerrouj era una de las estrellas del deporte mundial a inicios del siglo XXI con Michael Jordan, Tiger Woods, Lance Armstrong y Michael Schumacher. Antes de la llegada de Usain Bolt, el marroquí era la referencia del atletismo internacional. Tenía casi todo en su historial. El récord del mundo de 1.500 con 3.26.00 y cuatro títulos mundiales. Pero siempre había fallado en la gran cita de los Juegos. En Atlanta-96 se cayó a una vuelta del final y llegó el último de la carrera que ganó el argelino Morcelli a Fermín Cacho y en Sidney-2000 tuvo que doblar la rodilla frente al poderío keniata personificado por Noah Ngeny. «He sufrido una presión agobiante. He sentido todo el pueblo marroquí detrás de mí. A mi rey, a todo el mundo... No he aguantado», reconocía en Australia el propio atleta.

Se le acababan las oportunidades al mejor mediofondista de la historia. Con 29 años la siguiente cita la tenía en los Juegos de Atenas en el 2004. En la capital helena el atleta preparado por Abdelkader Kada apostó fuerte. Su objetivo era ser campeón olímpico en 1.500 y 5.000. No había mejor reclamo para un mitin internacional que El Guerrouj. Era el año 2004 y por aquellos tiempos en Aragón el dinero corría en abundancia y algunos decían con humor que se ataban los perros con longaniza. Era la época previa a la Expo de Zaragoza del 2008. Marcelino Iglesias era el presidente del Gobierno de Aragón.

En el 2002 se inauguraron las pistas del CAD en el Actur. Era un proyecto ambicioso que fue calificado por los políticos del momento, técnicos y algunos entendidos como una de las mejores instalaciones a nivel internacional. Pronto se vio que cualquier parecido con la realidad era mera coincidencia. Desde las primeras competiciones se mostró que los vientos excesivos arruinaban las marcas. Todo era debido a que se hizo un proyecto orientando la instalación de manera inadecuada.

Pero el Gobierno de Aragón junto a la Federación Española decidieron aprovechar la excelente coyuntura y plantearon organizar un mitin con Hicham El Guerrouj como gran reclamo. Zaragoza ya tenía precedentes. Desde 1983 a 1987 se realizó el Gran Premio Ciudad de Zaragoza, en el que compitieron en las pistas de la Ciudad Universitaria grandes figuras como Marlene Ottey, Steve Ovett, Said Aouita o el soriano Abel Antón.

Pero lo que se vivió la tarde del 8 de junio del 2004 en el I Gran Premio Gobierno de Aragón superó todas las previsiones. El Gobierno de Aragón tiró la casa por la ventana y realizó un desembolso de 50.000 euros para traer al plusmarquista mundial. La reunión era la tercera de España solo por detrás de Madrid y Sevilla. El marroquí encabezaba un elenco de 70 medallistas en competiciones internacionales.

Halagos a la pista

Nada más llegar a Zaragoza al hotel Meliá acompañado de Luis Sol, el presidente de la territorial por entonces, El Guerrouj declaró sus objetivos. «Intentaré bajar de los 3.30, aunque no será sencillo porque la temporada acaba de empezar. Me estoy preparando exclusivamente para ser campeón olímpico», declaraba el africano. Después se fue a calentar al CAD y se quedó muy contento. «Esta pista es de las mejores del mundo. Mondo ha hecho un gran trabajo», reconocía El Guerrouj.

Las pistas del CAD eran una gran fiesta con las gradas a rebosar con 4.000 aficionados, entre ellos 1.500 escolares. El gran acontecimiento atlético fue retransmitido en directo por televisión. A la hora prevista, las nueve de la noche, se dio el pistoletazo de salida a la prueba más esperada. El Guerrouj no lo tuvo nada fácil y a punto estuvo de chafarse para la organización el anhelado triunfo de El Guerrouj. El marroquí no pudo seguir a los hermanos Esteso, las ‘liebres’. A Carlos García, el único aragonés, le costaba seguir al pelotón. El plusmarquista mundial iba en cabeza, pero por detrás llevaba el cuchillo entre los dientes el keniata Kipchirchir, un gran atleta con 3.31.42.

Todo se decidió en la recta de llegada. Kipchirchir se puso en cabeza, pero El Guerrouj pudo dar un cambio de ritmo que a duras penas le dio el triunfo. El marroquí ganó con unos modestos 3.36.46. «No era el día idóneo para hacer un buen tiempo, porque hacía mucho viento en la recta de llegada. Creo que si no hubiera soplado tanto viento hubiera podido correr en 3.32», confesaba el ganador en la meta.

El local Carlos García llegó séptimo con 3.39.27. «Estoy bastante disgustado porque me he quedado con fuerzas. Los que digan que no se podía correr con el aire no tienen ni idea», afirmaba el de Fuendejalón. El Guerrouj lograba en Zaragoza el triunfo 81 de su carrera. Esa victoria fue el impulso para el marroquí, que dos meses más tarde realizaba un doblete para la historia, logrando el titulo olímpico de los 1.500 y los 5.000 metros.