La vida del canfranero Raúl Criado es un reto constante. Hace tres años ya batió el récord del mundo del kilómetro en descenso vertical bajando los mil metros de la cima de la Collarada hasta el refugio de La Trapa en 11 minutos y 36 segundos. Este montañés inquieto de 25 años no ha parado en la pandemia pese a que se han suspendido las carreras por montaña. «Lo llevo bien y disfrutando mucho. Me apetece competir, pero le saco la parte positiva. Hago rutas más tranquilas y me motivo planteando retos», afirma el altoaragonés. En los últimos tiempos ha estado trabajando en el refugio Respomuso. «Les he echado una mano. No pienso en el dinero, estoy en la montaña, en altura y estoy contento con lo que nos toca vivir». Se dedica cien por cien a la montaña y en el futuro quiere hacer un máster de ecología alpina.

El último de sus retos lo cumplió el martes. Quería subir y bajar el Midi d’Ossau, de 2.884 metros, en menos de dos horas desde el Portalet. «El récord estaba en 2.20 y el desafío era chulo. Elegí está montaña porque es muy visual y emblemática». Este recorrido le suele costar a un senderista entre siete y nueve horas. Criado lo hizo en hora y 53 minutos.

Reconoce que está pequeña gesta la hizo «a pelo. Fui con lo puesto, con las zapatillas, la camiseta y el pantalón. Tenía una fuente que pasé dos veces en el refugio de La Pombie». A Criado le lleva la planificación Carlos Castellar. «Parte del mérito es suyo. En la cima tenía a un amigo, Javier Hernández, que me hizo unas fotos y en la salida estaba Aitor», explica.

El comienzo estaba en el parking del Aneou, a 1.730 de altitud. Partió a las 5.40 de la mañana. «La temperatura era de 12 grados. La primera parte subía por la pradera hasta la cabaña de Senescau y unas zetas te llevan al collado de Pombie. Tras bajar al refugio se vuelve a ascender al collado de Suzon en un trazado de bloques y piedra suelta». Todo este tramo lo corrió con frontal.

Después el recorrido se empinaba. «Llegaba a la base del Midi. Hay que pasar dos chimeneas, una de 20 metros de segundo grado y otra de 30 segundo grado superior. Después quedaban los 350 metros finales por roca descompuesta que hice gateando». A Criado le costó llegar a la cima una hora y 12 minutos. En lo más alto vivió los mejores momentos de la mañana. «El amanecer merecía la pena, con el sol rojito. Pero no tuve tipo para esperar. Toqué la cima, me hice la foto y para abajo», explica.

En el descenso se lanzó a tumba abierta. «Tenía cuidado porque si te caes en alguna de las chimeneas no lo cuentas». El peor momento fue en la corta subida al collado de Pombie. «Bajando abrí el gas. Pero en ese tramo hay que alargar zancada y ganas tiempo si vas bien, pero te puedes venir abajo si no vas con fuerzas», reconoce. Tras 41 minutos de descenso llegó al punto de partida. «Me tomé un plátano, aminoácidos y un batido recuperador». Pero lo mejor estaba por llegar en Jaca. «Me esperaba Ana Mari, mi abuela, que es la que más sufre y desayuné un bocata de jamón serrano», dice.

Ahora tiene otro objetivo en su mente. A mediados de agosto quiere subir y bajar corriendo el Monte Perdido desde Torla. «El récord lo tiene Aritz Egea con 4.24. Será muy difícil de batir esa marca», confiesa el oscense.