En mujeres la marca más antigua es la de la oscense Mónica Calvo. Saltando con el Scorpio la atleta nacida en Esplús superó el listón de altura en 1,81. Eso fue en Madrid en el año 1988. «No recuerdo cómo fue exactamente el salto. La memoria falla», afirma. Se retiró a los 21 años. «Preparaba los Juegos de Barcelona. Tuve muchas lesiones, perdí la ilusión y me retiré», dice la exatleta de 50 años.

Recuerda sus inicios. «Estudiaba en el colegio Aragón de Monzón con Aurelio Navarro, mi profesor de educación física. Recuerdo que a la tijereta salté la primera vez 1,45». Con 16 años emigró a la residencia Blume de Madrid y después a Barcelona. «Era alta y delgada, pero mi técnica no era muy buena. Era un poco pato y saltaba por condiciones». Ahora tiene una óptica en Barcelona y tiene tres hijos que son unos magníficos deportistas.

En hombres la tercera marca más antigua es la de Alberto Solanas. En septiembre de 1978 saltó 7,85 en Madrid. Otro toque de calidad lo da Javier Moracho, que corrió con el CA Monzón en Coblenza en 13,52 los 110 vallas en agosto de 1981. «Esa carrera la ganó Renaldo Nehemiah a Greg Foster. Y en ese mitin Steve Ovett batió el récord mundial de la milla. Ese año fui subcampeón de Europa de pista cubierta. Me ganó Arto Bryggare por una centésima y en su pueblo le gané por otra centésima en 110 vallas», dice Moracho.

El séptimo récord de Aragón con más vigencia es el de Álvaro Burrell. Hizo 8.005 puntos en decathlón en Alhama el año de los Juegos de Barcelona. Luisa Larraga ostenta tres plusmarcas. Son las de 5.000 (15.28.78), 10.000 (31.45.85) y maratón (2.30.11), lo mismo que Ester Lahoz, con 24.07 en 200, 52.67 en 400 y 57.40 en 400 vallas. La marca de más calidad es la de Eliseo Martín en los 3.000 obstáculos del Mundial de París del 2003 con 8.09.09. La octava marca más vieja la tiene Chus Martín. Saltó 6,32 en longitud en 1993, la novena Luis Vicente en 400 vallas con sus 51.14 en el año 1994 y la décima de Alberto Pallarés en los 20 kilómetros con 1.29.00 en 1996.