A Ramos y Piqué les espera un tanque el domingo en el Luzhniki. Si se cumple la lógica, Artiom Dzyuba será el delantero titular de Rusia en el duelo de octavos. El gigantón (mide 1,96 y pesa 90 kilos) es uno de los ídolos por su sentimiento y carácter guerrero. Ese espíritu le ha llevado a tener protagonismo por delante de la estrella Smolov. Coleccionista de locuras, trifulcas y venganzas, entró de milagro en la lista final de Cherchesov. Ahora es intocable. El idilio de Dzyuba con el Mundial comenzó el primer día con el tanto a Arabia Saudí en el que liberó toda su energía. Solo llevaba 88 segundos en el césped. Era el tercer gol del anfitrión, el que sellaba el triunfo para dar un subidón a su gente. Acabado el duelo, el delantero departía con la prensa entre bromas y cachetes. Al ver a un periodista español tan alto como él con su inseparable camiseta de Ovechkin no pudo evitar pararse. La incombustible estrella del hockey hielo ruso une pasiones.

La carrera del díscolo Dzyuba va asociada a una palabra: venganza. No lleva demasiado bien que los técnicos desprecien sus cualidades. Valery Karpin lo desterró en el Spartak de Moscú y le marcó dos goles este curso con el exjugador en el banquillo del Rostov. Peor le fue a Roberto Mancini. El actual seleccionador tampoco le quiso en el Zenit y acabó cedido al modesto Arsenal de Tula: hizo 6 goles en 10 partidos.

El punta marcó con rotulador rojo el día que se vería las caras con Mancini. En la cesión se estableció una cláusula de 150.000 euros para que no pudiera enfrentarse al Zenit. El Arsenal pagó la mitad y el punta puso el resto de su bolsillo. Marcó el gol del 3-3 final en el minuto 88.

En la celebración se fue directo a Mancini y le restregó el nombre de su camiseta en la cara. «Es un personaje total. No se calla, es perfecto para la prensa», cuenta un periodista ruso. En su lista de enfrentamientos también están Unai Emery, al que calificó de «pequeño entrenador» en el Spartak, y el exseleccionador Capello.Con Cherchesov también ha tenido sus roces. Al técnico no le hizo gracia una imitación del ariete desde su casa con un bigote postizo cuando Rusia cayó en la Confederaciones. En el cóctel de la polémica no faltan la defensa de los hooligans de su país en la pasada Eurocopa o un romance con una presentadora de televisión con la que se acostó un día antes de un partido de la selección.

En la lista de 23 entró de milagro, beneficiado por la mala racha de resultados y la grave lesión de Kokorin, el pichichi de la Liga rusa. En dos años solo había acudido a un amistoso con Rusia. Sus recursos no son una maravilla, pero es durísimo en el área, donde es capaz de rematar todo lo que se mueve. «Estoy en la luna. Superé un camino desafiante lleno de obstáculos», comenta.

El preparador físico de Rusia, el español Paulino Granero, ha seguido de cerca su preparación, ya que es un jugador propenso a ganar peso. «Contra España jugamos es el partido de nuestras vidas», cuenta el almeriense. «La derrota con Uruguay fue una bofetada, ahora saldremos más rabiosos», corrobora Dzyuba.