La intensa mañana de pruebas médicas a las que Carlos Pauner se sometió ayer en el Hospital Clínico de Zaragoza no pudo traer mejores noticias. Se encuentra en perfecto estado de salud, algo que no sorprendió demasiado al montañero, que comentaba que su experiencia en el G-I, su última cima, "ha sido más un sufrimiento psíquico que físico". Los doctores encargados del exhaustivo reconocimiento lo ratificaban a mediodía y su palabra está fundamentada en una larga experiencia en este tipo de pacientes. "En este hospital tenemos posiblemente la mayor casuística de alpinistas antes y después de subir a la montaña", afirmaba González Carretero, especialista en cardiología. En la misma dirección apuntaba José Ramón Morandeira, responsable de la Unidad de Congelados, que considera Zaragoza "una referencia en la medicina de montaña".

"Carlos ha venido mejor de lo que se fue", señaló Morandeira. "Cuando se marchó estaba falto de monte, bajo de forma", añadió. El doctor bromeó asemejándolo a un futbolista falto de partidos y alabó la hazaña de Pauner: "Ha hecho el G-I, el más difícil (en comparación con el G-II) y hay que tener en cuenta que ha estado dos meses inmovilizado en el campo base, que es un suplicio". El jacetano presenta una buena recuperación de glóbulos rojos --alrededor de cinco millones--. "No me suele subir mucho el hematocrito", comentó. De hecho, el doctor indicaba que "la cantidad de hemoglobina en su sangre es tal que debería hacerse donante para que otros puedan beneficiarse de su buena salud". Su cerebro también ha respondido a la perfección, "está mejor que antes de irse", según el responsable de la Unidad de Congelados. "Tenía dos focos irritativos, que han desaparecido, y una atrofia que se mantiene, así que no tiene por qué haber problemas".

SORPRENDENTE El doctor González Carretero dio fe de la buena salud del corazón de su paciente, tras cuyo examen aseguró: "Nos hemos quedado sorprendidos de su buen estado ecocardiográfico". Al igual que Morandeiro, destacó que no hubiese grandes diferencias entre el antes y el después de la expedición a los Gasherbrum. Tampoco halló variaciones importantes entre las pruebas de presión pulmonar hechas el 30 de mayo --antes de partir hacia Pakistán-- y las de ayer.

El único aspecto negativo lo reveló el doctor Morandeiro: "Le ha salido un pequeño granuloma en el dedo gordo del pie izquierdo". Pauner explicó que no reviste gravedad: "Sólo se trata de una reacción al roce de la bota". El doctor Martínez Villén, especialista en reconstrucción plástica de las extremidades de personas que han sufrido congelaciones, se ocupará de extraerlo. A la vista de los resultados, no es extraño que el montañero aragonés ya tenga la vista puesta en su próxima aventura, que dará comienzo en septiembre y espera concluir coronando los 8.201 metros del Cho Oyu.