Si Diego Costa es para el Atlético un sillón, el predilecto de su mansión, en el que siempre encuentra la mejor posición para dormir la siesta; Morata sería un sofá-cama, que no es exactamente lo mismo, ni tan cómodo para ese momento específico, pero cumple la función. El Atlético cimentó su victoria ante el Villarreal con un Morata que, a la imagen y semejanza de Costa, peleó cada balón, se exprimió en cada carrera, se pegó con los centrales rivales, arrancó los aplausos de la grada con acciones defensivas y, por fin, celebró un gol con su nueva grada.

Para bajar de nuevo a la terrenal Liga, después del paseo por el paraíso que fue la Liga de Campeones, el vitoreado Simeone dispuso una alineación para llevar la iniciativa, con Koke portando la manija de un equipo propositivo y combinativo, pero menos vertiginoso de lo que quería su entrenador. El buen trabajo rojiblanco no terminaba de concretarse en ocasiones, con un Griezmann algo espeso, sin terminar a romper en todo el partido.

El Villarreal, encomendado únicamente a Cazorla para elaborar a través de una circulación lenta y poco dañina, pero hizo aparecer a Oblak en el primer balón directo que jugó y creó peligro cada vez que consiguió llevar el balón a Bacca con transiciones rápidas.

GOL DE MORATA

El partido fue transcurriendo entre ataque atléticos extremadamente elaborados, pero culminados tibieza; y el encierro en torno a su área al que parecía confiando el Villarreal, cada vez con menos balón y con las líneas hundidas en su área. Y así llegó el 1-0, tras un centro de Filipe Luis después de trabajar y trabajar la jugada. Morata buscó con ahínco y encontró el gol que le había negado dos veces el VAR, gracias a un remate de atacante puro: encimado por un defensa, al primer toque, desde dentro del área y ajustado al palo.

El Villarreal, atado a sus tres centrales, intentó estirar líneas y abrió los espacios que estaba buscando desesperadamente el Atlético. Lemar, más participativo que otros días, con el impulso del marcador a favor, recuperó por momentos el desborde que parecía haber perdido cuando llegó a Madrid.

El partido iba transcurriendo sin que sucediera nada, sin que el Villarreal consiguiera inquietar, pero también sin que el Atlético se acercara a la sentenciara. Calleja abandonó la línea de cinco defensas en busca del empate y Simeone se encomendó a Diego Costa para hacer el segundo.

El delantero de Lagarto cazó dos mano a mano en un minuto, después disfrutó de un remate franco de cabeza, pero en ningún caso llegó ni siquiera a disparar. El Villarreal siguió intentando crear peligro, con la esperanza de un empate tan cercano, a un gol, y, a la vez, tan remoto, con Giménez y Oblak por medio.

SENTENCIA DE SAÚL

Al final fue Saúl el que sentenció, con un toque sutil ante la salida de Asenjo, para culminar otro contragolpe y certificar una victoria que asienta al Atlético en la segunda plaza, a la cabeza de la persecución al Barça.