Es posible, sí, que todos los responsables y dirigentes del mundo del deporte, todos, estén estos días trabajando, teletrabajando, desesperadamente, desde sus domicilios o desde sus oficinas, para tratar, no solo de poner parches económicos a la durísima crisis que ha provocado la pandemia del coronavirus y, por tanto, la destrucción de buena parte de las estructuras económicas de cada deporte y especialidad, sino también para empezar a ver cierta luz al final del túnel, construir un calendario creíble para reanudar o, simplemente, como en el caso de MotoGP, empezar el Mundial dónde puedan y cómo puedan.

Si hay alguien que se ha distinguido en esa búsqueda permanente de la posibilidad de empezar a animar a su afición, ése ha sido el Mundial de MotoGP de la mano de la compañía Dorna Sports, liderada por Carmelo Ezpeleta, junto a pilotos, escuderías (IRTA), fabricantes, organizadores y promotores de grandes premios y, por supuestos, patrocinadores.

Alemania y Holanda, en peligro

Todos han ido de la mano a la hora de suspender o aplazar las ocho primeras carreras del año (Qatar, Tailandia, EEUU, Argentina, Jerez, Francia, Mugello y Barcelona) y, probablemente, la próxima semana. se vean también obligados a desplazar las fechas de Sachsenring (Alemania, 21 de junio) y Assen (Holanda, 28 de junio), lo cu¡al, en teoría, colocaría a la reaparecida Finlandia (Kymiring, 12 de julio) como el primer GP disponible para reiniciar el Mundial, pese a que el circuito finlandés no está aún acabado, lo que le impediría, finalmente, ser el escenario del bautismo definitivo de la categoría reina en este desquiciado 2020.

Dentro del intenso trabajo que está promoviendo Dorna Sports y sus socios se han ido valorando distintos escenarios. Por ejemplo, de inicio se renunció “absolutamente” a la posibilidad de imitar al Mundial de Superbikes, que organiza dos carreras en un mismo fin de semana. Se rechazó hacer grandes premios a puerta cerrada, pero ahora, visto el panorama, ya se contempla del todo.

Tanto que Mike Trimby, uno de los responsable de la asociación de equipos (IRTA), acaba de cursar una carta a las escuderías para que hagan una lista de las personas “absolutamente imprescindibles” que deberían llevar a un GP. Y, cuando dice “absolutamente imprescindible” significa el mínimo número posible de mecánicos, ingenieros y asistentes del boxe, nada del inmenso hospitality, nada de invitados, nada de prensa, cocineros, camareros, azafatas, asistentes..., lo que está provocando la inquietud de las 2.000 familias, muchas de ellas, trabajadores por cuenta ajena o 'freelancer', que ven peligrar sus puestos de trabajo.

Moto2 y Moto3

Trimby explica en su misiva que necesitan conocer “cuanto antes” el número exacto “y mínimo” que deben mover cuando se reanude el Mundial “ya que los gobiernos que nos acogerán”, señala la carta del IRTA, “quieren saber cuántos somos, qué función desarrollamos en el 'paddock', de qué país somos y de donde procedemos, de lo contrario no nos autorizarán la entrada”. Y se supone, tal vez, que, incluso, les exijan el certificado de que han dado negativo en el test del coronavirus.

“Necesitamos correr ¡ya!, necesitamos ponernos en marcha, necesitamos, no solo el dinero de la TV, también el de nuestros principales patrocinadores para sobrevivir y, por tanto, debemos intentarlo de todas las maneras y si debe ser con el menor número de personas en riesgo, mejor, habrá que aceptarlo”, señaló el campeón italiano Fausto Gresini, uno de los dueños de una de las escuderías más importantes del ‘paddock’, a la web gpone.com. “Si la situación perdura durante mucho tiempo, Dorna tendrá que ayudar a los equipos de Moto3 y Moto2, que correrán peligro de desaparecer, ya hay muchos en peligro si este confinamiento se alarga”.