No puede hacerle ese renuncio a su Cristo Cautivo. Al Señor de Málaga , no. No se le pasa por su pelada cabeza. Movilla tiene un pedazo de su corazón en el barrio de La Trinidad, allí, pegadito a La Rosaleda, donde cada Semana Santa sacan en procesión al Cristo Cautivo. Esa misma imagen que Movilla exhibe siempre bajo su camiseta, siempre oculta tras los colores del Zaragoza. Una devoción que no es gratuita, como tampoco lo es que el jugador quiera estar en Málaga este domingo, incluso con el pulgar hecho un cisco. Al quiere volver a su casa futbolera. "Es especial para mí porque Málaga y su afición me lo han dado todo. Si no fuera por ellos ya no sería jugador de fútbol y estaría trabajando como una persona normal", comentó ayer Movilla.

El cerebro pasará hoy una nueva revisión en la Quirón (11.30 horas) en la que se le quitarán las grapas de la herida cicatrizada y se le colocará una férula para que pueda jugar en La Rosaleda. Si su pulgar operado ha tenido una evolución correcta, a pesar de que las indicaciones médicas apunten una semana más de reposo, Víctor Muñoz podrá tener incluido en su once a su crack , al que tuvo que esperar impaciente todo el verano. "La escayola es algo incómoda. A ver como me adapto a la protección. Espero que no haya problemas, pero llevo una semana entrenando con el grupo y estoy preparado", dijo el jugador madrileño.

EL RESCATE DE ´TOLO´ Movilla no quiere perderse por nada ese encuentro. No porque se enfrente a Gregorio Manzano ("eso no importa", dijo ayer), su verdugo en el Manzanares, sino porque no va a jugar en un lugar cualquiera. Vuelve a casa. Vuelve a Málaga. A La Rosaleda. Ciudad y estadio que lo rescataron del olvido del futbolista humilde, de aquel mediocentro del Moscardó repudiado por el Madrid que se ganaba la vida como barrendero. Sumido en el ostracido en el Ourense, Tolo Plaza lo rescató a mitad de campaña (97-98) para un Málaga perseguido por la sombra de su grandeza pasada en Segunda B. Al ritmo del fútbol de el Pelado (ya calvo entonces), el club ascendió hasta Primera un año después. Hasta ser cautivado por la llamada del Atlético para ser el Zidane de Gil , Movilla estuvo dos campañas más en Málaga, maravillando con su fútbol de toque ágil y desgaste de coraje. Allí, donde se crió Juanito, nació el Illa, illa, Movilla, Maravilla para otro ídolo. El domingo, sí juega, ese himno retumbará de nuevo en La Rosaleda, cerca del Cristo Cautivo.