A nadie que estuviera bien informado le habrá sorprendido nada de lo que ayer dijo Movilla. Esa, justamente esa, con sus razones, sus medidos guiños al zaragocismo, sus verdades, sus medias verdades, sus olvidos calculados, sus dardos envenenados, algunas afirmaciones hilarantes y una actitud tribunera pero popular, es su línea de argumentación desde que conoció que el Zaragoza quería prescindir de sus servicios. Ayer la verbalizó públicamente y, como buen justiciero, tuvo para todos menos para sí mismo. Repartió para Pitarch, para Moisés, para Bruixola, para Herrera, para Romaric, para la LFP y para Agapito, a quien acusó de lo mínimo que podía acusar antes de pasarle la mano por el lomo por su cordialidad, que el soriano gana mucho en las distancias cortas.

Movilla fue ayer Movilla en toda la extensión de su figura, perfecto ejemplo de populismo futbolero. Decir siempre con vehemencia lo que el aficionado quiere escuchar, y más si es contra este Zaragoza de blanco fácil. ¿Por qué Movilla dijo ayer lo que dijo de Agapito y tantos años permaneció callado? Por interés personal. ¿Por qué Movilla ha sido tan valiente ahora y no lo fue antes, en noviembre, en verano, el verano anterior, cuando mucho de lo que denunció ayer con fragor sucede desde hace tanto? Por interés personal.

A quien enarbola la bandera de la dignidad colectiva y sentimental y la airea con esa fuerza, levantándose en profeta de la verdad y en elegido del comportamiento ejemplar, hay que exigirle en correspondencia. Su mensaje pierde valor habiendo vivido tantos años instalado en el silencio cómplice, sin haber tenido el coraje de hacer esas denuncias desde el momento en que las contemplaba y no cuando le ha convenido por egoísmo. Movilla erró otra vez, pero logró su propósito. Que la SAD fuera equivocadamente a la guerra y respondiera con los bajos fondos del caso, patéticos antes y ahora. Un espectáculo poligonero.

Del Pelado que ha jugado aquí habrá que recordar su partido en la final de Montjuic del 2004. Y la dedicación máxima a su profesión. El resto, lo futbolístico y lo extrafutbolístico, ir olvidándolo porque no ha dado para más, mucho menos en estos últimos meses, en los que él y el club siguen empeñados en sonrojarnos. Olvidarlo, pero recordar que si el Real Zaragoza está otra vez en Segunda es en parte responsabilidad de Movilla.