—Tardó en hacerse oficial su renovación para la siguiente temporada, ¿peligró el acuerdo?

—La sintonía con el Ebro y con la gente que trabaja allí es total. Por un lado está el proyecto y por otro mi carrera profesional. Había que hablar algunas cosas, ver otras opciones y al final se decidió continuar un año más.

—De cara a la próxima temporada se ha dado de baja a trece jugadores y algunos de ellos han sido muy importantes para usted durante la pasada campaña, ¿a qué se debe esta revolución?

—Es la dificultad que tenemos todos los años. Para sobrevivir en este grupo necesitamos una exigencia máxima tanto en entrenamientos como en partidos y en campo que obliga a un juego de mucho esfuerzo y muy agresivo. Por un lado hay gente que no se adapta a dar ese nivel que necesitamos y por otro lado hay jugadores que dan ese nivel pero se cansan tras uno o dos años, buscan otras cosas y aparecen clubs más grandes que se nos llevan jugadores todos los años.

—Parece que este año se quiere dar un salto hacia delante. Por ejemplo, David Mainz es un jugador curtido.

—Mainz es un jugador que quisimos en nuestro primer año en Segunda B en el mercado de invierno cuando salió del Huesca. Prácticamente lo teníamos hecho pero apareció el Hércules y no pudimos. Tuvimos la oportunidad de ficharlo porque es de aquí y quiere jugar cerca de casa. Nos puede ayudar en una faceta que nos ha costado en los últimos años, que es el gol.

—¿Es posible la vuelta de Edu García? Está libre y ya fue jugador del club.

—Creo que no. Hablé con él más a nivel personal para ver cómo estaba tras su salida del Real Zaragoza. Él estaría encantado a nivel personal, pero lo normal es que siga en Segunda División.

—¿Cuántos fichajes considera que quedan por llegar al Ebro?

—Ahora mismo tenemos en la plantilla a diez futbolistas y queremos unos 17 o 18. No queremos más porque tenemos que optimizar el dinero y hemos llegado a un acuerdo de filialidad con el Robres para tener en Tercera División a chicos jóvenes que nos puedan ayudar a completar la plantilla sin que nos suponga más gasto en la partida del primer equipo, así que quedan unos siete u ocho fichajes por hacer.

—Vista la buena temporada realizada, en la que llegaron a ir líderes y a pelear por el ‘playoff’ y la Copa del Rey, ¿cambia el objetivo de la permanencia y aspira el club a algo más?

—La Segunda División B y sobre todo el grupo 3 nos han enseñado que es muy difícil todo lo que estamos haciendo. El nivel de equipos que vamos a tener este año y el nivel de equipos que va a haber este año marca el mérito de lo que estamos haciendo. Vamos a tener una pequeña bajada de presupuesto en cuanto a lo que podremos gastar en la plantilla. Creo que tenemos que ser cautos y con conseguir que sigamos teniendo un equipo en Segunda B en Zaragoza habremos cumplido. Es el objetivo mínimo pero es muy difícil de conseguir.

—La Copa del Rey se quedó cerca y sería un objetivo bonito para la temporada que viene.

—Sí, pero una cosa es lo que se quiera y otra lo que se pueda. La realidad es que de partida, el Ebro en el grupo 3 hay una docena de equipos con los que a 38 partidos no puedes competir. Ya veremos lo que puede pasar.

—Ha comentado la dificultad del grupo 3, ¿no ha valorado el club el cambio al grupo 2?

—Al final depende de los criterios que marque la RFEF y estaremos en el grupo 3 con total seguridad. Por un lado es un grupo mucho más bonito para los futbolistas, entrenadores y aficionados pero es muchísimo más exigente que el grupo 2 y es prácticamente imposible conseguir la misma clasificación en el grupo 3 que en el 2. Están el Mallorca, Elche, Hércules, Sabadell, Lleida, Llagostera, Atlético Baleares, Villarreal B, Alcoyano o el Valencia Mestalla. Hay que ser realistas y no podemos exigirnos desde el principio una clasificación muy brillante.

—¿Existe alguna posibilidad de que jueguen la temporada que viene en La Romareda?

—Jugaremos en El Carmen seguro. Desde fuera hay un deseo de ver crecer al Ebro, pero este será el tercer año en Segunda B y el Ebro no ha podido crecer ni en instalaciones ni en ayudas para tener un presupuesto mayor. Luego todos hablamos de Copa del Rey y de querer estar arriba, pero el mérito que está haciendo el club es grande y mientras no haya cambios que le permitan crecer, escalar en la clasificación será muy difícil.

—El cambio de césped de La Almozara parece insuficiente.

—Eso no ayuda a crecer en absoluto. Sí que hará que podamos hacer un fútbol ligeramente más atractivo de cara al espectador sin perder competitividad, pero en crecimiento de club no vale. El tema del campo nos merma en la captación de futbolistas. Al final haces que juegue a tu favor en los partidos porque te adaptas mejor que los visitantes, pero es un campo al que los futbolistas no quieren venir a jugar.

—¿Se han encontrado con muchos casos de jugadores que no fichasen por el campo?

—Muchos. Les atraía el proyecto, el Ebro es un equipo que se ha ganado respeto por ser serios en los pagos y está Garitano detrás, pero les echa para atrás el campo.

—¿Entendió la reacción del Real Zaragoza tras la propuesta del Ebro de jugar en La Romareda?

—Creo que no se entendió la intención del club. Con la mejor voluntad posible, la intención era crecer y ayudar a que el proyecto del Ebro fuera lo más sólido posible. Esa fue una alternativa que no fue la mejor ni la idónea, pero no se trató con justicia a un club como es el Ebro que está haciendo las cosas bien.