El piloto aragonés Miguel Angel Ferré falleció ayer como consecuencia de un accidente en el transcurso de los entrenamientos libres previos a la Challenge Yamaha del Campeonato de Cataluña de motociclismo, que tenía que disputarse en el circuito de Calafat en la localidad tarraconense de L´Atmella de Mar. Ferré, de 30 años y natural de Barbastro, corría con licencia catalana en su primer año como piloto, dentro de la escudería MRB que él y otros compañeros habían montado. La intención de la familia es que sea enterrado a última hora de esta tarde en la localidad oscense, aunque se está pendiente de resolver todas las diligencias administrativas.

"Ha sido una desgracia idéntica a la de Kato", explicó Angel Viladoms, presidente de la Federación Catalana de Motociclismo. Y es que, en una fatídica coincidencia, el mismo día en que el Mundial rendía homenaje, en el Gran Premio del Pacífico, al desaparecido Daiijiro Kato, un piloto aragonés aficionado, de 30 años, perdía la vida de idéntica manera en el vetusto trazado de Calafat, homologado por la Federación Catalana de Motociclismo, pero no por la Española.

VOLO POR ENCIMA DE LA MOTO "Ferré ha abierto gas en la larga curva de izquierdas que da entrada a la recta de Calafat --explicaba Viladoms-- y la moto le ha escupido por las orejas. Ha volado, como mínimo, tres metros por encima de su moto y ha aterrizado de cabeza contra el suelo", añadió.

A falta del informe médico que se hará público hoy, Ferré, casado recientemente y que trabajaba en un supermercado en Barbastro, se partió la médula espinal al estrellarse contra el asfalto. Luego, rodó hasta estrellarse en las balas de paja y, finalmente, recibió un fuerte golpe de su Yamaha R6, que también había rodado por los aires en la caída. "Los médicos nos han dicho que Miguel murió al instante y que los siguientes golpes que se dio no fueron los que provocaron su muerte". Tras el accidente, fue trasladado en la ambulancia medicalizada del circuito al Hospital de Santa Tecla en Tarragona, pero nada se pudo hacer por salvar su vida.

APASIONADO DE LAS MOTOS Eran las nueve de la mañana del domingo y Miguel, un forofo de las motos hasta el extremo de organizar habitualmente tandas de entrenamiento en Calafat para preparar bien las carreras, discurría por delante del coche del director de carrera y el médico de la prueba en las últimas vueltas de entrenamiento previas a la salida que, lógicamente, se anuló tras su muerte.

Nadie quiso precisar la velocidad a la que Miguel Angel Ferré perdió el control de su moto, pero uno de los presentes dijo que "estaba en plena aceleración, sin duda iba a más de 120 kms/h.". De cualquier manera, Viladoms lamentó que "una competición que se creó para que los aficionados no se desmadrasen en las carreteras y pudiesen correr con seguridad en los circuitos, ha terminado con la vida de un auténtico motard" .

COMUNICADO DE LA ORGANIZACION El Motoclub Tarragona, organizador de la prueba, decidió suspender la misma en señal de duelo por la trágica muerte del piloto y facilitó un comunicado de prensa en el que se unía al dolor de la familia por el suceso y aclaraba que el mismo no había tenido lugar por la falta de seguridad de un circuito con no pocos años de antigüedad.

En ese comunicado se asegura que las condiciones metereológicas eran las adecuadas para la disputa de la prueba y "el piloto Miguel Angel Ferré en ningún momento ha impactado con las protecciones o los muros del circuito, por lo que en ningún caso su muerte está ligada a la falta de seguridad, ni en las instalaciones, ni en la organización, ni en los efectivos sanitarios".

De hecho un primer choque del piloto contra el muro, en el que había una zona con ruedas y paja, hubiera amortiguado el golpe. Además, el club tarrraconense aclaró que el circuito, que registró ayer la primera muerte en su historia, cuenta con cinco ambulancias, una de ellas medicalizada.

DEBUTANTE EN ESTE AÑO El piloto aragonés había comenzado a competir este año, aunque era aficionado al mundo de las motos desde muy pequeño y tenía un gran nivel de pilotaje. Había puntuado en las tres últimas pruebas de la Challenge Yamaha, un torneo de aficionados compuesto por seis pruebas, cuatro en el Circuito de Cataluña y dos en el de Calafat, y estaba empezando a destacar, hasta que encontró la muerte en una fatídica caída en el circuito.