No es un asunto nuevo de debate. La controversia se reabre cada vez que la desgracia se da cita en un campo del fútbol base, donde no hay desfibriladores ni suelen encontrarse médicos con facilidad. De momento, parece inviable que todas las instalaciones deportivas de la Comunidad puedan contar con uno de estos aparatos obligatorios en el fútbol profesional y que en los últimos años han llegado a Segunda B y Tercera financiados por la Federación Española. No ha pasado de ahí. Solo en Aragón hay más de 600 terrenos de juego, así que ese sería el número de desfibriladores, junto a las personas con el conocimiento necesario para manajejarlos, que harían falta para tratar de frenar situaciones como la que se produjo el domingo en Ranillas, donde falleció el jugador del San Andrés Raúl Alcaide.

La muerte de este jugador se produjo el pasado domingo durante el partido que enfrentaba a su equipo, de Primera Regional, con el Perdiguera. En el minuto 7 de la segunda parte, Alcaide se desplomó repentinamente sobre el césped y nadie fue capaz de reanimarlo. "Nosotros estuvimos intentando reanimarle 10 o 15 minutos mientras un médico del 061 nos daba instrucciones por teléfono. Hasta que llegó la ambulancia le hicimos incluso el boca a boca, pero no hubo manera", explica Domingo Lázaro, vicepresidente y coordinador del club.

Ese cuarto de hora es el motivo de debate. Entre los futbolistas y los clubs tienen claro que es necesario, que salvaría vidas. En caso de parada cardiaca, los primeros minutos son la clave para salvar al paciente. Según los médicos, por cada minuto que pasa, las probabilidades de sobrevivir disminuyen un 10%. La situación ideal sería que el público en general pudiese aprender a utilizar estos aparatos, además de la concienciación. Según varios doctores, "es una auténtica necesidad y en ese entorno son imprescindibles".

De la misma manera se expresaron ayer en el San Andrés, donde todavía no conocen con exactitud la causa de la muerte de Raúl Alcaide. Se le realizó la autopsia, pero no se esperan los resultados hasta dentro de tres meses. "Mi opinión es que debería haber un desfibrilador en cada campo, junto a dos personas que supieran manejarlo, claro", explica Lázaro.

Óscar Fle, presidente de la Federación Aragonesa, no lo ve tan sencillo. De momento, tendrían que implicarse todas las instituciones. "En nuestras instalaciones de Puente Santiago sí tenemos desfibriladores, pero en los campos municipales no tienen los aparatos necesarios".

Fle aclara: "Somos la única federación que tiene establecido por reglamento los reconocimientos médicos, que además los hacemos gratuitos. Existen unas rotaciones periódicas para ir actualizándolos, así que Raúl, que llevaba bastantes años jugando y en varios equipos, ha pasado varios reconocimientos. El chico estaba protegido por la mutualidad y tendrá una indemnización, lo que no ocurre en otras competiciones que se están organizando de manera paralela y que no ofrecen la seguridad necesaria a los participantes. En una de ellas, la Liga Delicias, la pasada temporada murieron dos personas, un árbitro y un jugador, que no tuvieron cobertura ni indemnización".