El equipo irá hoy dos veces a La Romareda. Por la mañana, para tener una toma de contacto con el escenario en un suave entrenamiento, y por la noche (21.00) para enfrentarse a la Real Sociedad en un partido vital para sus intereses, ya que no gana en casa desde el 19 de octubre del 2003, camino de los cuatro meses de sequía de victorias como local. Es muy posible que tras este encuentro se descubran las auténticas posibilidades de salvación de un grupo inconexo al que Víctor Muñoz --un solo triunfo, en la Copa en el Camp Nou, en cinco partidos bajo su dirección-- intenta motivar, corregir, enseñar, proteger y transmitir un espíritu más combativo y futbolístico. Más que de entrenador tiene competencias de chamán este técnico incombustible al desaliento y buscador infatigable de soluciones.

Para esta cita, el Real Zaragoza tendrá por fin a alguien que va a tocar el balón con sentido. Todas las miradas estarán puestas en la cabeza rapada de Movilla y, sobre todo, en su capacidad para hacerse con la jefatura del centro del campo, la zona de la que antes se apodera el enemigo por la falta de competencia creativa. Se le va a exigir mando, fluidez en las ideas y velocidad en la circulación. Pases precisos en corto y verticalidad. Aún no está a un alto nivel competitivo, pero apremia tanto que ponga en marcha sus virtudes que deberá multiplicarse. Movilla es un gran jugador, pero la responsabilidad puede estrangularle si a su lado Víctor Muñoz no le pone la pareja adecuada.

CUARTERO O SORIANO En la prueba realizada ayer en la Ciudad Deportiva, el preparador colocó a Cuartero como lugarteniente de Movilla. Asustaba que se le pudiera asociar con Ponzio, dado que el argentino amenaza siempre con contagiar su confusa interpretación del manejo del balón. La sospecha es universal, porque el entrenador zaragozano va a trasladarlo al lateral derecho en un intento de aprovechar sus prestaciones físicas y su agresividad en puesto muy frágil esta temporada. Soriano, altruista, inteligente y con una poderosa presencia aérea en defensa, tiene también sus opciones para otorgar libertad y oxígeno a Movilla para que éste no se comprometa en los saltos con Xavi Alonso. Además desahogaría a una retaguardia que es un chollo por alto.

Con el cerebro en el cuerpo, el conjunto aragonés empezará a pensar tras 22 jornadas de asfixiante horizontalidad. Ahora le queda corregir otro de sus males, el del gol. Ha marcado tres tantos en sus siete últimos partidos, y sólo uno de ellos, el de Villa de penalti en Pamplona, le ha servido para sumar los tres puntos. En La Romareda sus cifras en este aspecto producen dentera. Villa, con Yordi, Galletti y Savio --y Dani en el banco a la espera de su oportunidad-- serán los encargados de romper con esa tendencia que conduce por ahora al descalabro. También podría darse otra variante: que Cani jugara de enganche y dejara a Yordi con los suplentes. Vuelve a ser tan atractivo el dibujo ofensivo como insospechado su rendimiento real.

El rival, la Real Sociedad, viene lanzado tras cinco victorias consecutivas que le han propulsado de la planta baja donde aún vive el Zaragoza hasta una cómoda sala de espera con la UEFA a la vista. El paréntesis de la Champions le ha venido de perlas, y su reacción, liderada por Karpin, coincide con el estancamiento del equipo aragonés, quien deambula entre la agonía de la Copa y el pánico de la Liga. Las esperanzas están depositadas en que a Movilla o a Villa se les encienda la bombilla. La Romareda espera otro equipo, o por lo menos un triunfo balsámico. Víctor sigue moviendo piezas como un ajedrecista sin tiempo, como un hechicero ante la epidemia.