Garbiñe Muguruza o Venus Williams. Pocos se atreven a dar un pronóstico certero. Las apuestas no ayudan (1,8 contra 2,05) a decidirse por una u otra para ganar Wimbledon. La igualdad es total entre ambas. A la española se le reconoce el gran momento que está atravesando en el torneo, su cambio de actitud en la pista, la concentración y el gran nivel de juego que la ha llevado hasta la final (15.00 horas, Movistar+). Nada que ver con la desconocida tenista que hace dos años sorprendió a todo el mundo cuando se enfrentó a la otra Williams, Serena. A la estadounidense se le valora la experiencia, su palmarés y el nivel de juego que está demostrando esta temporada a sus 37 años.

Se habla de una batalla generacional. Muguruza representa a la juventud, a la nueva saga de tenistas que quieren tomar el relevo. Venus defiende a la vieja guardia que se resiste a dejar paso y, especialmente, al planeta Williams. A un dominio de casi dos décadas en las que las dos hermanas llevan 30 Grand Slam ganados (23 Serena y 7 Venus).

La batalla promete. Muguruza y Venus se cruzaron en las pistas de Aorangi Park, a la salida de sus respectivos entrenamientos, y ni se saludaron. Se cruzaron sin mirarse. Cada una con sus pensamientos y sus cascos de música. Muguruza, posiblemente escuchando Malibú, de Miley Cyrus. La canción, muy estilo Disney, que la tiene atrapada estos día en Londres.

ESCUCHANDO MALIBÚ

«Algunas veces me siento como ahogándome / pero ahí estás tú para salvarme / Es un nuevo comienzo / un sueño hecho realidad / en Malibú», dice la última estrofa de la canción. Wimbledon puede ser hoy su Malibú. El paraíso de cielo azul, playas doradas, océano calmado y felicidad.

Está dispuesta a no dejar escapar su segunda oportunidad en Wimbledon y lograr lo que no pudo en el 2015 ante Serena Williams. Entonces se conformó con disfrutar de una fiesta en la que fue «la primera sorprendida en jugar esa final. Estaba hecha un manojo de nervios y todo me parecía tan bonito...», explicaba ayer. Ahora es distinto. Ya sabe lo que es ganar un Grand Slam (Roland Garros 2016) y su actitud, admite, es mucho más profesional.

Muguruza se siente preparada para el último asalto de un torneo en el que ha rendido a un excelente nivel. La única victoria de tres este año en Roma le da confianza, «aunque la superficie (tierra) no tiene nada que ver», decía ayer. En su fuero interior se siente favorita, pero públicamente evita decirlo. «Me veo con más opciones que hace cinco días de ganar. Saldré a la pista dispuesta a ganar y a creérmelo. ¿Cómo? No dejando bolas a media pista -bromeó-. Venus es una de las mejores jugadoras en hierba que ha habido. Deberé estar muy atenta, agresiva y a la vez tranquila, no hay más secretos. Definitivamente quiero llevarme el trofeo grande», dijo a los periodistas. De Venus valoró la gran temporada que está haciendo, sin mucha efusión. Lo que más le sorprende de su rival «es que siga jugando, su motivación por estar ahí y el hambre que aún tiene por ganar títulos», aunque ella no se imagina jugando a su edad.

ARANTXA Y CONCHITA

Otras hace tiempo que están jugando el torneo de leyendas, como Arantxa Sánchez, que ayer expresó su confianza en el triunfo de Muguruza. «Garbiñe es una clara candidata al título. Su juego en hierba ha mejorado mucho y se adapta muy bien. Ha estado en una final y la veo muy madura», destacó la finalista en Wimbledon en 1995 y 1996. La española, que pasa desapercibida entre los aficionados, raquetas y bolsa en mano, anuncia un duelo duro. «Venus es una gran competidora y en hierba su juego es muy peligroso. Además, no tiene nada que perder», aseguró la extenista.

La aragonesa Conchita Martínez, ahora entrenadora temporal de Muguruza y campeona del torneo en 1994, recuerda que también ganó en una batalla generacional ante Martina Navratilova (6-4, 3-6, 6-4), que también tenía 37 años y buscaba su décimo plato dorado en Wimbledon. «Será un partido difícil, ante una leyenda que querrá imponer su ley. Garbiñe debe jugar como hasta ahora y sacarla de su zona de confort». Y repasó el nivel de las Williams. «Son muy atléticas, corren a por todo, muy luchadoras, muy ganadoras. Seles ya le pegaba rápido, pero ellas cambiaron un poco el tenis», comentó.