Lo nunca visto. Primer doblete español de la historia en la categoría reina del motociclismo. Más aún. Cinco españoles en los tres podios. Sorprendente: el Mundial tiene ya un jefe de filas cuyo nombre es Sete, su apellido Gibernau y su historia aquella que le vincula al abuelo de todos los motards , don Paco Bultó. El hombre de azul , el nuevo mesías de la velocidad, tuvo una doble alegría por el triunfo en 250cc de ese chico al que él llama titanio , cuyo auténtico nombre es Dani Pedrosa, porque es "pequeño, duro y ligero".

Esta magistral pareja se fue de Le Mans con un Mundial más azul. Ellos dos dominaron con autoridad y eficacia el gran premio de Francia. Además contaron ayer con los mejores escuderos de la historia: Jorge Lorenzo fue bronce en 125cc, Toni Elías besó idéntico metal en 250cc y Carlos Checa, resucitado de su calvario del 2003, entero, templado, puro acero, se llenó los bolsillos de plata en una carrera épica en la que dejó atrás a los otros dos pretendientes a la corona, Biaggi y Rossi, cuya aureola empieza a ser cuestionada.

HECHO SIN PRECEDENTES El Mundial ha cambiado de idioma. El castellano ha sustituido, de momento, al italiano. La lengua de Sete, Checa, Pedrosa, Elias y Lorenzo, los cinco muchachos que han convertido los podios del Mundial en su segunda residencia --hay que remontarse a Malaisia 2003 para encontrar semejante gesta: Pedrosa (1º en 125cc), Lorenzo (3º), Elías (1º en 250cc), Fonsi (3º) y Sete (2º en MotoGP)--.

El doblete histórico de ayer de Sete y Checa en MotoGP, lo nunca visto, empezó a gestarse el sábado cuando ambos coparon los dos primeros puestos de la primera fila, destrozando con sus tiempazos lo conseguido en 1998, en Jerez, por el propio Checa --cuyo último podio, también tercero, data de Portugal en el 2002-- y Alex Crivillé, cuando fueron primero y tercero, respectivamente, en la parrilla de salida.

Pero hubo más, mucho más. No sólo Sete demostró ser, en efecto, el subcampeón del mundo, no sólo echó por tierra la tesis, inventada por los envidiosos, de que sólo es bueno sobre mojado, también presentó su candidatura al más grande título jamás soñado arrastrando un febrón de 38.5. "No quiero ser considerado un héroe. Hice mi trabajo y mentiría si dijese que la fiebre me impidió correr. Todo lo contrario: me puso a prueba y gané", dijo Sete, que lidera ya el Mundial con 10 puntos más que Supermax .

Su amigo titanio no tiene tanta suerte, pues arrastrará durante meses su caída en la piscina de Jerez. Pero su candidatura es tan cristalina como la de Gibernau. Nadie duda ya de que Pedrosa es el próximo doctor de este circo . Lo pronosticó Valentino Rossi nada más verle y lo corroboran sus resultados: dos triunfos en tres carreras en una categoría desconocida, en la que es un principiante.

CLAROS GANADORES Le Mans, un trazado popular, mítico, por la resistencia, por sus legendario 24 Horas, conoció tres vencedores contundentes, claros, dominadores. El joven Andrea Dovizioso (Honda) derrotó a su compatriota Roberto Locatelli (Aprilia) en la última vuelta. Loca , antes de empezar la última vuelta, se giró y le sugirió a Dovizioso para que le adelantase. "Quería hacerle lo que pensaba hacerme él a mí: pasarme en la última vuelta. Pero no picó". Detrás, un portentoso Lorenzo se peleaba con su rígida Derbi para saborear un bronce que le sabe a oro. A él y a toda la fábrica.

En 250cc hubo menos historia. Dani vio apagarse los semáforos y se escapó hasta la bandera a cuadros. Es el ya patentado estilo Pedrosa : correr, correr y correr hasta el final. Detrás, los que no se caían como Sebastián Porto o Manuel Poggiali, sucumbían a la firmeza del sabadellense como Fonsi Nieto, que se hirió en el warm-up y acabó séptimo, llorando de dolor en el box .

LA RESURECCION DE CHECA La carrera de MotoGP empezó con el mejor de los Checa en cabeza, prodigioso, imperioso, llamando a la puerta de los nuevos emperadores de la categoría. Sólo un error, en la vuelta 11, al trazar demasiado abierto una curva larga, de altísima velocidad, permitió que Sete le pasara y comandara la la carrera hasta cruzar la meta.

Por detrás, después de la trampita que permitió a Rossi tomar la salida desde su puesto en la parrilla, Biaggi resistía con coraje el empuje de Rossi, que debió de conformarse con la cuarta plaza. Que le supo a gloria.