Es verdad que el Real Zaragoza tiene un calendario en La Romareda, en las seis citas que restan de local, que asusta, porque primero se mide a un rival directo, este jueves con el Cartagena, pero después por el Municipal tienen que desfilar el Almería, el Sporting y el Espanyol, tres equipos de la zona más alta de la clasificación, el Castellón, otro enemigo directo, y el Leganés, actual cuarto clasificado y que quizá llegue con todo decidido al epílogo liguero. Pero, pese a esa dificultad, el equipo zaragocista tiene un fuerte asidero al que agarrarse, al bastión de La Romareda, donde ha sumado seis de las siete últimas victorias y en esos duelos, en 630 minutos, Cristian Álvarez solo ha encajado un gol, el que el propio meta argentino se marcó en un córner ante el Alcorcón al intentar despejar el balón.

En La Romareda, JIM ha firmado cinco triunfos, ante el Lugo (1-0), el Logroñés (2-0), la Ponferradina (1-0), el Tenerife (1-0) y el Mirandés (1-0), mientras que Iván Martínez conquistó su único botín como técnico blanquillo con el Fuenlabrada (1-0), en el último duelo casero que jugó su equipo antes de regresar al Deportivo Aragón. Así, desde la jornada 17, desde el 6 de diciembre y antes de ese partido ante el conjunto fuenlabreño, solo el Alcorcón ha profanado el Municipal, donde el Zaragoza lleva 18 de 21 puntos, un balance que le ha permitido salir del pozo.

Para tan excelso rendimiento y en un equipo con tan poca pegada como el zaragocista, que lleva solo 23 goles sobre el césped en 31 encuentros, es básico tener la portería a cero y ahí el conjunto aragonés se ha hecho un consumado especialista en la vacía Romareda. Allí, donde se dilapidó el ascenso tras el parón por la pandemia el curso pasado y donde se comenzó de forma irregular en el actual, con más sombras que luces, el Zaragoza ha sido capaz de levantar un gran muro.

Y es que en las 16 primeras jornadas, en ocho partidos de local, el conjunto primero de Baraja y después de Iván Martínez, encajó 10 dianas en su campo (1,25 de media), una cifra que solo superaban a esas alturas la Ponferradina y Las Palmas, que llevaban 11. El conjunto canario, el Girona, el Málaga, el Rayo y el Oviedo habían hecho dos tantos en el feudo zaragocista, donde no habían anotado el Albacete, en la única victoria hasta diciembre en casa, el Mallorca y el Sabadell, que firmaron tablas.

Sin embargo, en los últimos cuatro meses todo ha cambiado en la vida en el hogar zaragocista, que no tiene el calor de la afición, pero sí al menos el amparo de los buenos resultados. Solo ese autogol de Cristian ha derribado el muro (hay que viajar al choque ante el Rayo el 25 de noviembre para ver el último tanto de un rival en La Romareda) y al Zaragoza no le ha importado ceder la posesión al rival en la mayoría de esas victorias caseras.

El balance global

Así, es el equipo que menos goles ha encajado como local en las últimas 15 jornadas, con esa solitaria diana recibida. Tres han tenido el Sporting, el Tenerife y el Lugo, cuatro la Ponferradina y cinco el Espanyol y Las Palmas. El que más dianas ha recibido en estos últimos cuatro meses en su estadio ha sido el Logroñés, con 11, seguido del Oviedo, con 10. Con ese balance parcial, el global de la temporada ha mejorado mucho para el Zaragoza. Queda dicho que antes de comenzar la jornada 17 era el tercer equipo peor en esa faceta, con 10 tantos, lejísimos de los dos que solo había recibido el Mallorca o de los tres del Espanyol, el Rayo y el Leganés.

Sin embargo, los 11 goles que lleva encajados en total el Zaragoza le sitúan ahora como el séptimo mejor local en esa faceta, solo superado por el Sporting (7), el Espanyol y el Lugo (8), el Tenerife (9), el Mallorca y el Leganés (10). En esa seguridad defensiva en La Romareda se basan muchas de las esperanzas de un Zaragoza fuerte en su estadio y mucho peor cuando coge la maleta de viajero, ya que fuera de casa solo suma 9 puntos de 48 posibles y ha recibido en 16 salidas un total de 19 goles, lo que le hace ser el séptimo equipo con más dianas encajadas como forastero en esta Segunda. Pero en casa es otra cosa, muy diferente y sobre todo vital para intentar agarrar el objetivo de la permanencia en la categoría.