Cielo gris, pistas húmedas, bolas pesadas, viento molesto. Ayer en Roland Garros tocaba ponerse el mono de trabajo y evitar el desgaste físico. Y con esa intención entró Rafael Nadal en una central que conoce como el patio de su casa. Enfrente tenía a una de las nuevas esperanzas del tenis mundial, Dominique Thiem. Un joven austriaco de 20 años que hace tres semanas eliminó en Madrid al suizo Stan Wawrinka. Pero, de momento, Thiem es futuro, al menos por lo que respecta a Nadal, que se deshizo del austriaco por 6-2, 6-2 y 6-3. El número uno se enfrentará mañana en tercera ronda al argentino Leonardo Mayer (número 65 mundial). También resolvió por la vía rápida David Ferrer. El finalista del año pasado impuso sus galones para deshacerse del italiano Simone Bolelli por 6-2, 6-3 y 6-2.

Más dificultades tuvo Fernando Verdasco, que necesitó llegar a los cinco sets para imponerse al uruguayo Pablo Cuevas por 4-6, 6-7 (6-8), 7-5, 6-4 y 6-3 después de 3 horas y 53 minutos. Por su parte, Guillermo García López, verdugo en primera ronda de Wawrinka, también pasó a tercera ronda al vencer al francés Adrian Mannarino y Feliciano López se despidió del torneo al caer con Donald Young.

En el torneo femenino y siguiendo la estela victoriosa de Garbiñe Muguruza, que el día antes dio la campanada al eliminar a la campeona Serena Williams, ayer Tita Torro y Silvia Soler ganaron a la eslovaca Magdalena Rybarikova (6-2, 2-6, 6-2) y a la belga Yanina Wickmayer (6-2, 6-4). Un éxito que, junto a Carla Suárez también clasificada, permite colocar a cuatro españolas a las puertas de octavos, algo que no se había visto en el tenis femenino español desde el 2001 con Conchita Martínez, Marta Marrero, Nuria Llagostera y Cristina Torrens.