A la tercera ocasión Rafael Nadal tampoco pudo con Roger Federer. Como en el Abierto de Australia y en Indian Wells, el mallorquín volvió a ceder la victoria en la final del Masters 1.000 de Miami. A los 35 años y siete meses fue el suizo quien mantuvo su racha victoriosa (4-0, desde Basilea 2015) para conquistar el tercer título de la temporada en un retorno espectacular a las pistas tras media temporada fuera de competición. El clásico de los clásicos no fue la batalla que se anunciaba, pero el resultado fue igual de positivo para el suizo que se impuso por 6-3 y 6-4.

El duelo comenzó con mucho respeto y tensión. Nadal entró en la central de Crandon Park con las dos derrotas encajadas ya este año ante Federer en su cabeza y el suizo con la preocupación de enfrentarse a esa «montaña» que decía le esperaba ante el mallorquín. Carlos Moyá y Toni Nadal habían estudiado una nueva estrategia para que Nadal pudiera plantar cara a Federer. Había que evitar que el partido fuese rápido, como sucedió en Indian Wells, obligar al suizo a luchar cada punto, mantener el marcador igualado para poner la duda en su cabeza y no buscarle el revés, como antes. Además había que sacar bien, ser agresivo y buscar el break para ser el primero en dar el golpe.

Nadal tuvo las dos primeras oportunidades en el primer juego, pero Federer las salvó tras una lucha de cinco minutos. Superada la sorpresa, Federer aceptó el reto de jugar a un ritmo inferior.Sus piernas, posiblemente más cansadas, se lo agradecieron y, a partir del 2-1 comenzó una batalla para hacer romper el servicio del rival. Nadal y Federer tuvieron la oportunidad en cada juego pero fue el suizo quien lo logró para adelantarse 5-3 y cerrar el set con su siguiente saque.

En la segunda manga se mantuvo la igualdad. Federer ganaba con más facilidad el saque y Nadal no encontraba como rompérselo. Toni Nadal y Moyá le pedían más agresividad y presión, pero se sentía incómodo y sin la confianza necesaria para intentarlo. Así llegaron hasta el 4-4 y fue Federer quien tuvo dos nuevas oportunidades de break en el séptimo juego que duró 12 minutos. Pero la siguiente oportunidad de rotura Federer no la dejó escapar, para adelantarse 5-4 y dar el golpe definitivo en el primer match ball.