—Tres temporadas en el Reus con Natxo González y ahora va a ser su rival. ¿Cómo lo afronta?

—Será un partido especial, porque él me ha ayudado mucho como futbolista, sobre todo en conceptos tácticos. Le gusta mirar al rival, analizarlo y te da armas para crearle peligro.

—Al Zaragoza le está costando arrancar. ¿Tan difícil es el libreto de Natxo?

—Sí, es un entrenador que le gusta tanto en defensa como en ataque incorporar muchos automatismos, aspectos tácticos y en poco tiempo no se pueden asimilar. Al Zaragoza le está costando un poco, pero por juego tendrían que llevar más puntos. Natxo es un entrenador con mucho carácter, que se hace respetar en el vestuario. Lo que hace bien es que el trato individual es bueno, aunque sabe ser el líder en el grupo.

—El Zaragoza tuvo muy clara su apuesta en él.

—Y creo que han acertado. Es un gran profesional y un muy buen entrenador que a veces tiene que tener ese pelín de suerte que ahora le está faltando. Tarde o temprano el Zaragoza va a ir para arriba y va a sacar muchos puntos, porque además el fútbol es vistoso y Natxo arma bloques muy competitivos.

—El Reus lo era...

—Al final, la Segunda es muy igualada y se parte de una base defensiva, que un equipo sea sólido atrás. Eso Natxo lo busca como prioridad, pero el trato del balón para atacar él lo entiende por fases de partido. Depende de los jugadores que tienes debes jugar más directo y otras veces con más elaboración.

—A Zaragoza sí llegaron con Natxo dos excompañeros suyos, Benito y Ángel. ¿Qué le dicen?

—Están contentos. Voy hablando bastante con Benito y ya me dijo que se lesionó. Son dos laterales jóvenes que en el Reus dieron mucho rendimiento, tienen recorrido y pueden aportar mucho.

—¿Cómo de cerca estuvo usted de ser el tercero en aterrizar del Reus en el Zaragoza?

—Bueno, hubo varias ofertas, pero al final me decanté por la del Oviedo. Sabía que Natxo quería contar conmigo, que fuera para allí, pero son cosas del fútbol.

—¿Qué pesó más para decidir?

—Al final valoré todo, el nivel de vida, el proyecto deportivo, cambiar de aires al cien por cien y no solo de ciudad… Te vas más lejos, pero cambias todo, no sigues con el mismo técnico. Eran dos proyectos bastante parecidos, de equipos históricos que necesitan subir. Escuchas el Zaragoza y sabes que ha ganado Copas y su historia. Me decanté por detalles, pero los dos son grandes clubs.

—Tiene casi 28 años y el curso pasado debutó en Segunda. Es un jugador de explosión tardía.

—Estuve en el Reus en amateur cuatro años, en Vilafranca, en Amposta, en Cambrils y, antes de volver al Reus, jugué en el Conquense, así que he recorrido muchas categorías y el año pasado fue mi temporada. Ahora, toca dar el último saltito y sería bonito jugar en la máxima categoría. Disfrutaba en la Primera catalana o en Tercera igual que ahora, pero sueño con llegar a la élite.

—El año pasado anotó dos goles con el Reus en La Romareda.

—Hice solo cuatro en toda la temporada y dos al Zaragoza. Guardo buen recuerdo, porque pocas veces había hecho en mi carrera un doblete en un partido.

—¿El Oviedo y Zaragoza son rivales directos por subir?

--Antes de empezar la Liga hay 20 equipos que son rivales directos. Quitando los dos filiales, todos. Tanto Oviedo como Zaragoza tienen que aspirar a estar arriba. En el Oviedo no miramos a largo plazo, el club lleva unos años que no lo pasó bien, se ha recuperado y quiere ir despacio. Hay que sumar puntos y ya veremos en las últimas 10 jornadas.

—¿Qué le gusta más del rival?

—Borja, porque me parece un jugador con mucha proyección y que me está sorprendiendo. Marca goles y juega muy bien.

—El Oviedo es el equipo que más faltas hace y el Zaragoza el que más recibe. ¿Qué le dice eso?

—No creo que seamos un equipo duro. Las estadísticas están ahí, pero no hay una consigna de salir a hacer muchas faltas.