El Real Zaragoza cayó en la telaraña del Cádiz. El conjunto gaditano demostró ayer lo cómodo que se siente cuando desarrolla con oficio su estilo de juego. Esperaron en su campo, replegados con un orden inmaculado. Siempre pacientes, buscando su oportunidad. «Ante ellos es muy difícil encontrar el espacio y acciones de desequilibrio», espetó Natxo González. El muro amarillo consiguió inclinar el partido demasiado pronto hacia su terreno. Un ajustado derechazo de David Barral puso patas arriba la tacita de plata y creó el contexto idóneo para la metodología de Álvaro Cervera.

«Cando este equipo se te pone por delante es muy difícil. Si algo bueno tiene este equipo es que defensivamente es muy poderoso. Han tenido el acierto de ponerse por delante y se han encontrado muy cómodos», explicó el preparador vasco. El Cádiz ha demostrado ser un equipo que hace de su fortaleza defensiva un arma de ataque. Es rocoso, férreo, muy difícil de masticar, por eso sus rivales encuentran muchas dificultades para inquietar la meta de Cifuentes. Esta solidez se acrecenta cuando están por delante en el marcador, una tesitura a la que el Real Zaragoza no supo hacer frente.

Natxo explicó que el equipo trató de desarticular la maraña defensiva gaditana, pero le faltó algo de chispa con la pelota. «Lo hemos intentado llevando el balón de un costado a otro. Ante el Cádiz hay que estar muy exquisito y preciso a la hora de dar ese pase final». Esa falta de ingenio y fantasía se debió, en gran medida, al marcaje al hombre que sufrió el faro blanquillo en gran parte de la contienda. Cervera situó a Alberto Perea como sombra de Íñigo Eguaras. Cuando el navarro iba a recibir ahí estaba el mediapunta amarillo. Este movimiento táctico cortocircuitó la salida del balón blanquillo y facilitó el choque para un Cádiz que disfruta en el fango.

Pese a la derrota, el Real Zaragoza sigue dependiendo de sí mismo para ser equipo de promoción de ascenso a Primera División. Para conseguirlo el equipo deberá de analizar los factores que han influenciado en esta derrota que aprieta, aún más, la pelea por esos puestos de privilegio. «No estoy decepcionado con el partido. Sé qué tipo de campo es. Si nos poníamos por detrás iba a ser más complicado. Hay que centrarse en el siguiente encuentro. Seguimos dependiendo de nosotros mismos», aseveró Natxo González.

Para la próxima cita de Liga, frente al Albacete, el Real Zaragoza deberá estar pendiente del estado del lateral diestro. Alberto Benito está en el proceso de recuperación de su esguince de rodilla y, ayer, Julián Delmás fue expulsado. Natxo explicó que «Benito no está descartado, aunque puede llegar justo. Con Delmás vamos a valorar si alguna tarjeta fue rigurosa. Seguro que habrá un lateral». La expulsión del canterano zaragocista fue un daño colateral dentro de la derrota blanquilla en el Carranza.