Nayim ha estado en el epicentro de una operación al final frustrada por el abandono de Kadir Sheikh y por las trabas que han puesto los actuales dueño del club, en concreto Javier Lasheras, para que el paquistaní no compre la mayoría de las acciones. También el comportamiento de Sheikh, impulsivo, errático y no del todo transparente, ha levantado no pocas sospechas sobre su credibilidad y sobre todo de su capacidad económica real. Nadie ha salido bien parado de esta traumática negociación. Nadie salvo Mohamed Ali Hamar, un hombre bueno, un ídolo del zaragocismo que desde que apareció en escena ha luchado por buscar una aproximación definitiva, la paz, en un campo de batalla sembrado de fusiles e intereses personales.

No los de Javier Láinez, Fernando Sainz, Sixto Genzor y el resto del grupo de trabajo, a quien en la emotiva rueda de prensa de hoy ha agradecido su honradez, su trabajo y que estuvieran a su lado en todo momento. "Vine al club para salvarlo. Lo he intentado y no ha podido ser. Por eso me voy triste y decepcionado". Estas han sido las primeras palabras de quien en mitad de la intervención tuvo que detenerse para llorar, con los asistentes aplaudiendo su sinceridad, su sincero dolor y un compromiso intachable.

Nayim será intocable siempre. Si algún trozo de metralla miserable le ha rozado la piel en esta ocasión, él se encarga de aclarar que "volvería a repetir paso a paso lo que he hecho por el bien del Real Zaragoza. Yo solo estoy de paso en su historia. He intentado juntar a las partes y llegar a un acuerdo, pero no lo he logrado. Kadir no me ha utilizado y si lo hubiese hecho y se habría salvado el club, yo encantado", subraya el exjugador. Prudente y mordiéndose la lengua a la vez, Nayim, sin embargo, no puede ocular algo que es público y que ha sido fundamental para que esta compraventa no se produzca. "Todos sabéis que Agapito sigue ahí. Es algo más que una sombra alargada. Han cambiado las acciones pero no el dueño".

Sabe demasido. Lo sabe todo de todas las partes. Y puede contar lo justo sin esquivar la verdad, un valor que le distingue y honra. ""Me dieron la oportunidad de ayudar el club. Me presentaron a Kadir y me reuní con él. Mi instinto me dijo que teníamos la oportunidad de salvar a la institución". El Real Zaragoza sigue desangrándose sobre el hocico de los comisionistas, que continúan lanzándose zarpazos unos a otros para llevarse una porción. "Espero que los que están tengan un plan B porque Lasheras esta muy tranquilo, pero me puedo equivocar. Lo único que puedo asegurar es que Kadir tenía detrás un grupo inversor fuerte". En su mirada, en cada sílababa que sale de su boca, gobierna la autenticidad de una persona íntegra.

"Temo por el Zaragoza. Por eso vine con mis sentimientos e información, porque en este equipo y en esta ciudad viví lo mejor de mi vida y conservo el cariño de la agente. He visto a bastantes aficionados llorando cuando me preguntaban...". Se hace el silencio, con un único sonido iluminado sobre la cabeza coronada de blanco de Nayim, quien sumerge la mirada en sus propias palabras para dejar que las lágrimas se le desprendan. La sala de prensa rompe en aplausos y el corazón de los presentes se estremece. En su pecho lleva el escudo. a la afición que le adora y quiere. "Siempre pienso en volver. En Zaragoza me siento como pez en el agua". Se va por el pasillo repitiendo "lo he intentado, lo he intentado..." Es cierto que ha perdido esta batalla crucial el ganador por excelencia. Pero su victoria es eterna y pertenece a los seres humanos que triunfan a diario con la honestidad por bandera.