La expedición del Ejea disfrutó ayer de las celebraciones propias de todo ascenso. Tras la noche de ayer, el equipo se subirá hoy al AVE para regresar a tierras aragonesas y protagonizar los actos correspondientes. El entrenador, uno de los artífices de esta gesta, Néstor Pérez, es uno de los hombres más felices. «Vivir esto es una sensación que no puedo expresar», relató.

El ascenso supuso un alivio personal y profesional para Néstor Pérez, que llevaba disputando seis ascensos consecutivos y finalmente consiguió el premio por lo que tanto había trabajado: «Son muchos años por los campos de tierra, mucho sacrificio, muchos sinsabores, y llega un momento en el que te das cuenta de que todo ha merecido la pena. Sacrificar tu vida personal, sacrificar muchas cosas que no se ven, y llega un día como el de hoy (por ayer) y ves lo bonito que puede ser este deporte», aseguró con emoción.

A lo largo de la promoción se ha podido apreciar la forma que tenía el Ejea. Un equipo curtido y masticado que ha logrado alcanzar su sueño: «Las ganas de competir y el hambre lo aportan los futbolistas. Estaba convencido de que este equipo podía hacerlo muy bien en el playoff. Además nos tocó contra los filiales, que siempre son los que mejor llegan a esta fase. Los Valero, Lafita, Laguarta o Rami han aportado el grado de veteranía que nos ha permitido tener más madurez para afrontar los momentos complicados», aseveró.

Tras el éxtasis, Néstor Pérez dejó la puerta abierta a su futuro tras asegurar que su continuidad en el Ejea no es segura en Segunda B: «Estoy muy orgulloso de haber conseguido este ascenso, pero el Ejea no se debe hipotecar por Néstor Pérez. Esta misma semana nos reuniremos y veremos qué es mejor para el club. Quiero ver el proyecto que me plantean. Tengo que ver mi situación personal, aunque no es seguro que siga en el club la próxima temporada. Lo hablaremos», aseveró el técnico.