Se marchó del FC Barcelona para ser un futbolista sin sombra. Un divo ante quien rendirían pleitesía, que tendría la potestad de decidir cuanto quisiera en su club y sería reconocido por todos los estamentos externos como el tercer rey que acompañaría a Leo Messi o de Cristiano Ronaldo y no por este orden. Una estrella de verdad, como ellos, como el sol, alrededor del cual giran todos los demás. Iniciado el segundo año en París, Neymar ha llegado a la conclusión de que no conseguirá su propósito y busca una escapatoria, de ahí todos los movimientos detectados en su entorno durante las últimas fechas.

Huyó de Messi y se topo con Kylian Mbappé, con quien no puede competir de tú a tú en carisma. No en el París Saint Germain, y mucho menos en Francia. Mbappé es el Neymar de Brasil de hace unos años, y la cohabitación entre ambos en el mismo vestuario, aun siendo posible a nivel deportivo -como lo era con Messi- no cumple las expectativas de los Neymar. Ni el júnior ni el senior. Mbappé (19 años) ya ha conquistado un Mundial.

PROBLEMA ECONÓMICO

Para compartir el trono, ya estaba bien, o mejor, en Barcelona que en París. Pero la salida en el verano del 2017 fue tan fea (hay todavía un pleito en los tribunales por una prima impagada de una renovación incumplida) que los Neymar están tanteando al Barça sobre la posibilidad de un regreso, según algunas fuentes. No se trata solamente de un problema económico, como personal.

La junta directiva asumió la salida muy mal y se proclamó herida y mentida por las maniobras de la multinacional brasileña. La hinchada está dividida sobre un posible regreso del delantero. El vestuario, en cambio, reabriría los brazos para acoger a Neymar, consciente también de la dificultad de la operación. Unos y otros han publicitado algunas de las visitas de Neymar a Sant Joan Despí desde que se marchó. Pero fuentes del club niegan cualquier movimiento por parte de la directiva.

TRES DELANTEROS POR UNO

La dificultad es el dinero. Porque el PSG entregó 222 millones por la cláusula de rescisión. Entraron 188 millones netos a las arcas del Barça, que volaron inmediatamente. Por Ousmane Dembéle se han pagado ya 110 y Philippe Coutinho está costando 130, de momento. Hay más variables por cumplir que encarecerán a los dos. Sin contar que Malcom, el tercer delantero que ha llegado en el año post-Neymar, añade 41 millones de gravamen.

O sea que el Barça no tiene dinero para afrontar el refichaje a no ser que venda jugadores por un montante que se aproxime a la mitad de lo que pueda representar Neymar por segunda vez. Por otro lado, habrá que efectuar una renegociación de su contrato y una reducción de la masa salarial de la plantilla.

NI BALÓN DE ORO NI FIFA WORLD PLAYER

En ese sentido, el Barça había calculado que debería pagar lo mismo que percibió. La Cadena SER informó de la presunta existencia de una cláusula del contrato de Neymar con el PSG según la cual podría ser traspasado por la misma cantidad que costó: alrededor de 220 millones. Es decir, una salida escapatoria para que el futbolista pudiera marcharse si no se hubieran cumplido las expectativas por las que firmó. Que no se cumplen. Ni siquiera aparece ya entre los tres números del Balón de Oro o el FIFA World Player. Neymar fue cuarto en el 2016 y tercero del 2017; en el 2018 no está entre los diez primeros en el segundo premio. Pero sí Mbappé.

El diario Sport matizaba la información de la SER precisando, según sus fuentes, de que ese precio de Neymar se estipulaba para el 2020, al cumplirse su tercera temporada en el PSG y que la cuota era de 215 millones. Una cantidad honrosa (cuando se firmó) para el Barça si quería repescarlo, una cantidad asumible para el Real Madrid (ahora mucho más sin Cristiano y con las arcas llenas) y muy asequible para cualquier magnate de la Premier, sea el del Manchester City, el del United, el del Chelsea o el del Liverpool.

O sea, que Neymar será quien quiso ser en cualquier lugar excepto el Barça y el PSG. El trono solo está vacío en el Bernabéu.