La triple conexión entre Messi, Neymar y Suárez se interrumpirá por un día. Neymar, con unas molestias en el tobillo izquierdo, dejará cojo al tridente en Getafe, donde el Barça vuelve hoy temprano (16.00 horas) a la Liga. Pedro es el principal candidato a sustituirle, aunque se abren opciones también para Rafinha y Munir, los otros delanteros de la plantilla. Quienes no van tampoco, casi como una tradición, son Douglas ni Montoya, de quien Luis Enrique no quiso explayarse sobre sus deseos de ser traspasado. Solo le animó a seguir entrenando y recordó que tiene contrato en vigor.

Luis Enrique está orgulloso de su Barça, aunque todavía no es el que espera ver totalmente construido. Quizá no llegue nunca. "Un equipo está en construcción permanente y continua", dijo ayer el técnico. "No habrá punto y final ni un día en que ya habremos dado el 100%", añadió.

La satisfacción que sentía Luis Enrique venida dada, en gran parte, por la victoria sobre el PSG. El crédito del equipo se vio reforzado y el técnico se sintió reconfortado por la respuesta global con el cambio de sistema. Admitió que el dispositivo fue "un cambio más drástico y contundente", respecto a otros partidos. Y advirtió que esos cambios ya se han producido en anteriores partidos, quizá menos evidentes, y que se repetirán en el futuro.

El Barça de Luis Enrique será el Barça cambiante y mutante en cada partido. "En el B también lo hacíamos, pero como no nos veía ni San Pedro...", deslizó, como si eso fuera el sello personal. Será, seguro, una particularidad, una característica. "Todos los Barças que se han visto desde mi llegada son mi Barça. Y será mi Barça hasta el día que me vaya", explicó. De momento, es el Barça del tridente. "Soy afortunado de tenerlos. Si debo sentirme culpable de que mis delanteros marquen, apaga y vámonos".