Cuando Neymar jugó su último partido con el Barça en Getafe (16 de enero), Sandro Rosell era todavía el presidente azulgrana. Ahora, 29 días más tarde, no hay ni rastro del exdirigente, ocupado su despacho por Josep María Bartomeu, con el equipo culé instalado en el mismo lugar en que estaba antes (primero en la Liga), ubicado en una final de Copa y sin margen para el error tras haber cedido cinco puntos (empate en Levante y derrota en el Camp Nou contra el Valencia). Neymar llega para ayudar al Barça en el momento cumbre de la temporada y el brasileño estará esta noche (22.00 horas, C+ Liga) en el Camp Nou ante el Rayo y el martes en Manchester, en el partido de ida de los octavos de la Champions frente al City. Todo eso tras casi un mes en la enfermería por un esguince de tobillo.

En este mes salió a defender a su padre con vehemencia, no hizo comentarios sobre su reciente ruptura sentimental con Bruna Marquezine, su ya exnovia, y se ha perdido ocho partidos. "Neymar se ha recuperado muy bien, se le nota muy suelto", comentó ayer Martino, feliz de poder contar con su estrella. "No le ha afectado nada de lo que ha pasado, ni siquiera en su momento de mayor ebullición".

Falta saber cómo se encontrará Neymar en el proceso de "reinserción" del equipo. No hay margen para más rotaciones porque toca "pensar en el Barça y no en el Mundial". Por lo tanto, entrará el brasileño, poco a poco, en un equipo que ha superado en una semana los malos síntomas que provocó la derrota con el Valencia. "¿Ya cambió tanto en una semana?", se preguntó en tono irónico Martino. "Siento que hace ocho meses empezó el momento de la verdad", recordó cuando le preguntaron que se asoma al momento cumbre. Hoy no tendrá a Xavi, a quien ha dado descanso pensando en el duelo europeo del martes.

El Atlético de Madrid, por su parte, tiene el regreso al once de Courtois y Diego Costa para enfrentarse (16.00 h.) al Valladolid y a su peor racha desde la llegada de Diego Simeone.