Hace ya mucho tiempo que han dejado de llamarle el 'hermanísimo'. Alex Márquez Alentá, de 24 años, ya lució precioso, veloz (dos podios), agresivo y elegante, vistoso, el pasado año, en su debut en MotoGP. Ahora, en el equipo LCR Honda, lejos de la presión del 'team' oficial, promete seguir progresando.

Desde el día que decidió aceptar pasar del equipo oficial Repsol Honda al LCR Honda, usted dijo que cambiaba de escudería, pero que seguía en la misma familia. Pues sí, sigo en la misma familia, en la familia de Honda, bajo el paraguas de Honda y siendo vigilado, si es que se puede decir eso, por Honda. Lo que ocurre es que, ahora, estoy en un equipo más adecuado para mí y, fundamental, para mi aprendizaje, mi progresión. Estoy en el lugar ideal para seguir quemando etapas. Me queda mucho por aprender y estoy en un equipo con enorme experiencia en MotoGP, pegadito al box oficial y con todos los ingenieros a nuestro servicio. Repito, no es un paso atrás, es un paso al lado para convertirlo en un paso adelante.

Lo de familiar es para usted, un Márquez Alentá, primordial. Lo de familiar significa proximidad, complicidad, tacto, cariño, una manera de trabajar unidos y, sobre todo, una forma de distinguir lo profesional del día a día. Es decir, en el LCR vamos a trabajar duro, muy duro, cuando toque pero, cuando no toque trabajar, vamos a pasarlo bien, a hacernos las bromas que toque y a disfrutar de la vida. Esta es una profesión muy dura, estresante y debemos ser naturales fuera del boxe, abiertos, colegas, no tener vergüenza de hacer bromas y compartir nuestras horas de libertad.

En ese sentido, ¿cree que encontrará a faltar el cariño de Ramón Aurín, su técnico del 2020? Espero que no, aunque siempre lo tendré en el boxe de al lado. La verdad es que en el último GP de Portimao (Portugal), cuando nos despedimos, solté alguna que otra lagrimita, me supo muy mal dejarlos. Pero, repito, seguimos en la misma familia y sé, vaya si lo sé!, que ellos siempre estarán preparados para echarme una mano.

Es evidente que su estupendo final de temporada le hace partir de un buen punto de salida. Haber acabado el 2020 con buen sabor de boca es una liberación, sobre todo en el sentido de que te da seguridad y ves que aquel segundo y medio, o dos segundos, que había de diferencia en las primeras carreras, ya no está. Empezar el 2021 sin haber acortado esa diferencia, hubiese sido muy duro. Ahora, lo tengo todo más por la mano, pero no es menos evidente que aquellos que creen que ya estoy listo para ganar, se equivocan. No tengo prisa por ganar mi primer gran premio. Las victorias son fruto del trabajo y a mí me queda aún mucho trabajo por hacer y muchas cosas que aprender.

Bueno, con la Honda, ya sabe, solo ha ganado su hermano Marc. Ni siquiera Pol Espargaró ha ganado aún su primer GP en MotoGP, ni tampoco su compañero, el japonés Takaaki Nakagami. Esa es la viva demostración de lo mucho que cuesta ganar, siempre, en cualquier categoría pero, muy especialmente, en MotoGP donde están los mejores sobre las mejores motos. Repito, no me obsesiona ganar. Lo que sí me obsesiona es estancarme, no aprender, no mejorar. Mi intención este año es seguir en continúa progresión. Y, sí, desde luego, la presión es para Taka? y, sobre todo, para Pol y Marc, cuando vuelva. No quisiera que alguien interpretase que estoy renunciando a ganar, este mismo año, mi segunda temporada en MotoGP, mi primer GP. Ni hablar! Lo que estoy diciendo es que no es estoy obsesionado con ello y sí con mejorar cada día.

¿Dónde cree que debe mejorar en su segunda temporada entre los grandes pilotos de MotoGP? Lo tengo clarísimo, al margen de seguir conociendo y adquiriendo experiencia para saber qué neumático utilizar y cómo escogerlo. Donde debo mejorar es en la quali? del sábado, vital en MotoGP. En eso, pienso como Joan Mir, que, el año pasado, fue campeón saliendo muchas veces desde muy atrás: si en MotoGP no sales desde las dos primeras filas, es casi imposible ganar. Lo tengo calculado, saliendo el 17, en la primera vuelta pierdes cuatro segundos; es decir, a mitad de carrera ya estás el porras.

¿Dónde cree que aún debe mejorar cuando está en la pista? Uno de los primeros consejos que me dio Marc al llegar a MotoGP es que es vital levantar la moto y salir pitando de las curvas. Ahí me siento a gusto, lo aprendí y me salió rápido, sobre todo con neumáticos usados. Pero ¿sabe cuál es el problema? Pues que eso es bueno en carrera, pero horrible y negativo en la quali? del sábado donde, a una vuelta, has de tener más tacto con el gas, no perder tiempo, aprovechar a tope la goma nueva. Así que, ya ve, el mismo tema, por no decir virtud, me gusta y me disgusta a la vez. Voy a tener que seguir dándole vueltas a eso y mejorar, de lo contrario no me saldrá un buen crono.

¿Se siente fuerte fisicamente para afrontar el nuevo año? Nunca sabes lo fuerte que estas hasta que no empiezas a correr de verdad. Piense que el primer día de entrenamiento en Catar, acabas destrozado. Es como si un camión te haya pasado por encima. Casi no duermes. Te duele todo y, en ese sentido, he tratado de reforzar la espalda, los hombros, bueno, todo un poco. Sí, me siente fuerte.

Ya sé que no le gusta mucho hablar de eso, pero, por favor, dígame que Marc ya está viendo la luz al final del túnel. Ver la luz al final del túnel no sé si la estamos viendo, la verdad. Bueno, sí, puede que sí. Lo que sí hay son rafaguitas de luz en este duro camino, pero aún es pronto. A veces, en este tipo de rehabilitación tan larga, tan complicada, tan delicada, la persiana se vuelve a caer y vuelve a estar todo oscuro, así que lo mejor es seguir siendo precavidos, no lanzar las campanas al vuelo. Si yo no tengo prisa por ganar, Marc no tiene prisa por volver. Él lo sabe. Debemos interpretar esa pequeña luz al final del túnel que ya se intuye, pero con serenidad. Así que, sí, parece ser que la persiana se acabará levantando del todo y, por fin, aparecerá la luz tras tanto sufrimiento y sacrificio. Usted no sabe lo mucho que lamentó no poder entrenarme, cada día, con Marc, es una delicia.