Llevaba varios minutos esperando a que JIM diese la orden de ejecutar el cambio. Junto a Chavarría, Iván Azón aguardaba sin dejar de moverse justo al lado de su entrenador, que tampoco esta vez había considerado oportuno concederle una titularidad que le lleva negando desde que asumió el mando. Eran los mejores minutos de un Almería que explotaba una y otra vez el desastre táctico de los locales en su banda izquierda. De ahí la presencia de Chavarría para reforzar un costado por el que el Zaragoza se desangraba.

La presencia del catalán era tan necesaria como la del delantero, cuyas prestaciones y rendimiento son muy superiores a los de la competencia. Pero, justo antes de que JIM, al fin, levantara el pulgar, llegó el golazo de Robertone, ejecutor de un misil tierra-aire que se coló sin remisión por la escuadra izquierda del marco de Cristian y que culminaba la remontada visitante con media hora por delante. Saltó Iván justo cuando Ortiz Arias se llevó la mano a la oreja. Había VAR para advertir que Villalba estaba en fuera de juego antes de encontrar al autor del gol. La milimétrica infracción devolvía a la vida al Zaragoza, en el que ya habían aparecido las cabezas gachas y las miradas perdidas. Era el turno del niño.

Lo que pasó después fue increíble. El Almería se vino abajo con el disgusto y el Zaragoza se creció de la mano de ese chaval de 18 años que contagia entusiasmo y corazón. Suturado el agujero en el costado y reforzada la medular, el partido se equilibraba, aunque el arsenal ofensivo del Almería propiciaba las llegadas de Sadiq y Villar, que estrelló el balón en el poste justo antes de que Azón, el niño maravilla, empujara a la red un cabezazo de Nieto. Ese partido que parecía casi perdido estaba en el bolsillo. Y la permanencia, mucho más cerca. El niño, como en Fuenlabrada, lo había vuelto a hacer. Iván trae suerte, sí, pero es que Azón es una fortuna.

Hasta que al Zaragoza se le apareció la Pilarica en la pantalla del VAR, el partido había estado marcado por el tempranero gol de Adrián que instalaba la contienda en el escenario preferido por el Zaragoza. Antes de los primeros diez minutos, el equipo aragonés ya mandaba en el marcador gracias al instinto del madrileño, que cabeceó solo un gran centro de Zapater, compañero de Francho en una medular sin Eguaras. El gol serenó a un Zaragoza dispuesto en una especie de 4-1-4-1 que se convertía en 4-4-2 en defensa o en un 4-3-3 cuando el equipo ejercía una presión alta.

El Almería, incómodo y nervioso, era incapaz de hallar sendas despejadas que condujeran hacia Cristian y se encomendaba una y otra vez a Balliu, una tortura para Narváez, que casi siempre llegaba tarde en la ayuda a un Nieto demasiado cerrado ante el engaño constante de Lazo. Apenas un disparo lejano de Akieme y un cabezazo desviado del lateral zaragocista advertían a los porteros, hasta que un error en la entrega de Francés propició la mejor ocasión visitante con un disparo de Robertone que se topó con la intervención divina de Cristian para evitar el empate.

Pero el duelo entre argentinos lo ganó el del Almería poco después, cuando la enésima internada de Balliu desde la derecha tras una buena apertura de Petrovic culminó con un centro del lateral que Tejero no pudo despejar bien y que acabó en la cabeza de Robertone, que esta vez no falló. El tanto devolvía el partido a sus orígenes, pero el descanso devolvió a un Zaragoza pesado, lento y sumiso. Desbordado por la verticalidad del rival y sin apenas contacto con el balón, el conjunto aragonés flirteó demasiado con la desgracia y pedía a gritos la intervención de su entrenador, sobre todo, para reforzar la izquierda.

Brian asustó a Cristian, pero menos que Jair, que estuvo a punto de marcar en su portería en el rechace del meta. Azón y Chavarría eran las soluciones demandadas, pero el doble cambio se hacía esperar.

Y llegó el obús de Robertone, al que las nuevas tecnologías le privaron del gol de su carrera. Apenas unos milímetros otorgaban una vida extra a un Zaragoza que se rehizo y que comprobó que el Almería acusaba el disgusto. En la única llegada clara local, Tejero colgó el balón en busca de la cabeza de Nieto, que encontró a Azón en boca de gol para ganar la lotería. Sadiq rozó el empate al final, pero no tenía nada que hacer. La suerte estaba echada.

R. Zaragoza: Cristian Alvarez; Vigaray, Francés, Jair, Nieto; Francho, Adrián (Chavarría, m.62), Zapater (Eguaras, m.68), Sanabria (James, m.79); "Toro" Fernández (Iván Azón, m.62) y Narváez (Bermejo, m.79).

U.D. Almería: Makaridze; Balliu (Juan Villar, m.77), Maras, Cuenca, Akieme; Petrovic, Samu Costa (Carvalho, m.46); Brian Rodríguez (Corpas, m.59), Robertone (Schettine, m.86), Lazo (Fran Villalba, m.59); y Sadiq.

Goles: 1-0. M.10. Adrián; 1-1. M.34. Robertone; 2-1. M.80. Iván Azón.

Árbitro: Ortiz Arias (Comité Madrileño). Expulsó por doble tarjeta amarilla a Corpas (m.94). Amonestó con tarjeta amarilla a Nieto y Chavarría, del Real Zaragoza, y Samu Costa, Balliu, Petrovic y Robertone, del Almería.