—¿Cuál es la situación de los clubs que pertenecen a la LFP?

—Desde que empezamos con el control económico, que no existe otro igual en el mundo, la Primera División ha culminado el saneamiento y en un par de años esperamos que terminen también los clubs que quedan en Segunda, salvo alguna excepción.

—En Zaragoza se sabe bien cuál es esa excepción, sobre todo porque existe una gran diferencia en el reparto entre los clubs de Primera y de Segunda.

—Antes había más diferencia. Hace cuatro o cinco años era de uno a siete u ocho. Ahora, el decreto ley ha bajado esa diferencia de uno a tres y medio, lo cual quiere decir que esa distancia se ha reducido.

—En otro contexto histórico, el Zaragoza no habría quedado atrapado. Sin embargo, ahora no puede volver a su lugar común, que es estar en Primera. ¿Qué herramientas puede utilizar para escapar de esta trampa?

—Las que está utilizando: la buena gestión, la racionalidad de esa gestión, la perseverancia y el respaldo de esta propiedad. Si no hubiera aparecido, el Zaragoza no existiría hoy en día.

—Si se mantiene esta situación en el tiempo, ¿el Zaragoza podría dejar de ser viable?

—Insisto en que he hablado de la gestión y del respaldo de los actuales accionistas, que cada vez debería ser menos porque la Liga está creciendo. Y si crecemos en cuanto a ingresos, al Zaragoza le llegarán más. Eso atacará más directamente la deuda que desde el punto de vista nominal está congelada.

—El Zaragoza sigue pagando errores pasados y no halla una fórmula que le permita sacar fruto de su grandeza. Siendo el club más importante de Segunda, es el decimocuarto en el límite salarial. ¿Cómo lo puede solucionar?

—Desde luego, no aplicando fórmulas mágicas. Aplicándolas llegó a la situación en la que está. Hay que aplicar fórmulas racionales. El Zaragoza es un equipo de Primera por historia, por afición y por ciudad, pero la deuda la generó estando en Primera. Tiene el problema de que descendió a Segunda con una deuda de Primera y eso le complica el día a día. Esa es la situación que tiene que vivir y la tiene que solucionar sin fórmulas mágicas.

—¿Le transmiten mucha preocupación desde el club?

—Nosotros nos comunicamos con los gestores y ellos están alerta desde el primer día. Están más ocupados que preocupados en sacar esto adelante. Cuando ellos entraron, el Zaragoza no existía y desde el primer día se ocupan en que el Zaragoza aguante.

—¿Admiten sugerencias?

—El Zaragoza reivindica que es el club que tiene mejores audiencias televisivas y que debería recibir más dinero por derechos de televisión, pero al fin y al cabo los criterios de reparto vienen de un Real Decreto Ley. No se van a cambiar porque lo pida un club. Tendría que haber una petición de todos los clubs. Hoy en día, la mayoría de los clubs está cómoda con esta situación de reparto. Por lo que le toca vivir al Zaragoza, y bien es verdad que le ha tocado en el peor momento, reivindica estas cuestiones. Pero no son cambios fáciles de hacer.

—El Zaragoza es el club con mejores audiencias con diferencia. Lo siguen el triple que al segundo más visto y diez veces más que a unos cuantos. Además, tiene relevancia en la ciudad, en la región y en parte de España. ¿Hay manera de invertir esta situación?

—A día de hoy no. El 70% de los ingresos se reparten de forma igualitaria, un 15% por los resultados deportivos y otro 15% influye la masa social. Del impacto que tiene en todas estas cuestiones solo le llega en un 15%. También impactan un 15% los resultados deportivos... Eso es lo que hay a día de hoy y lo que es aceptado por todos los clubs. Como decía Javier Tebas, todos están incómodamente satisfechos. Salvo quizá el Zaragoza.

—¿Hay algún otro caso que se le parezca?

—No. Se le pareció el Betis, pero no bajó con la deuda que lo hizo el Zaragoza. Su problema es la deuda que acumula. Es el club con más audiencia, más seguidores, etcétera, es verdad, pero a nivel de deuda triplica al segundo. Esa es la situación. El proceso que ha llevado los últimos años es fantástico, pero en Segunda todo es muy complicado.

—De alguna manera está en una trampa porque necesita volver a Primera para recuperarse económicamente, pero con la situación económica de Segunda, resulta más difícil ascender.

—Sí. De todas formas, también subió el Leganés a Primera y lo hizo con una plantilla que era la decimocuarta en límite salarial. Ya tendrá su oportunidad. Estuvo a punto de subir no hace mucho.

—Su situación tampoco le permite imponer su músculo social ni el de la ciudad.

—Tendrá que imponer su historia. Ya le faltaron 7 minutos en Las Palmas no hace mucho.

—Le queda como recurso vender a sus mejores futbolistas, como ya hizo con Vallejo, pero sigue siendo una situación tramposa porque sin los mejores futbolistas es más difícil ascender.

—Hay que buscar el equilibrio, aunque es verdad que es complicado. Yo no sé decirle la fórmula del ascenso.

—¿Se le puede decir al menos a la gente que el ascenso llegará?

—No podemos decirle a la gente lo que quiere oír. Deben saber que su equipo está en una situación complicada y lo que tiene que hacer es apoyarlo más si cabe para intentar que aguante y tenga opciones de subir a Primera.

—¿Cuál es la situación de la Sociedad Deportiva Huesca?

—Desde que se implantaron las normas de control económico, el Huesca se ha medido en dos baremos: bueno o muy bueno. Es un club equilibrado que no tiene ningún problema económico.