Josep Maria Bartomeu cambió el paso de la actualidad del Barcelona con una oportuna comparecencia convocada de urgencia para no contaminar la puesta en escena de Frenkie de Jong. De repente, el espeso ambiente de crisis se desvaneció como una impetuosa nube de verano. Los nombres del dimitido Jordi Mestre y el cuestionado Pep Segura quedaron en el fondo del plano, casi perdidos, ante las novedades que Bartomeu aportó sobre Neymar o Griezmann.

Apareció un Bartomeu curtido en crisis, capaz de alterar el ritmo informativo con bocados de sustancia y una puesta en escena risueña y desdramatizada. En una situación de adversidad, el presidente azulgrana se creció, seguro de sí mismo, y al final arrancó una ovación de los suyos, sentados en primera fila.

Bartomeu se caracterizó como alguien «acostumbrado a asumir responsabilidades». «Ya ostenté esta responsabilidad hace cinco años cuando estaba Sandro Rosell, conozco el mercado, aunque no haya estado en los últimos tiempos, pero me pondré en ello enseguida porque me gusta», aseguró.

Y a partir de aquí desfilaron los nombres que han aparecido en las últimas semanas en la prensa deportiva, empezando por el pozo sin fondo de conflictos que es Neymar. «Sabemos que se quiere ir del PSG, pero también que el PSG no quiere que se vaya, por tanto no hay caso». Lo dijo dos veces. Frase bien aprendida.

Y para que no hubiera dudas, lo puso en un escalón por debajo de Dembélé, el nombre que suena como sacrificado de un eventual intercambio con el club francés. «Dembélé es joven, talentoso, muy diferente a otros que existen en el fútbol. Me gusta como es, cuando sale siempre esperas que pasen cosas distintas y considero que es mejor que Neymar», dijo.

Más inminente en su resolución parecía el caso de Antoine Griezmann. Bartomeu reveló una primera reunión mantenida el jueves en Madrid entre Miguel Ángel Gil, consejero delegado del Atlético, y Óscar Grau, el CEO del Barcelona, el hombre de las cuentas del club. Una reunión para tantear la posibilidad de aplazar el pago de la cláusula de rescisión del francés, situada en los 120 millones desde el 1 de julio.

Esa candidez de Bartomeu provocó una reacción iracunda del club colchonero, con un comunicado contra el Barça y una nota a Griezmann para que se incorpore a los entrenamientos del equipo a partir de mañana. «El Atlético de Madrid quiere expresar su más enérgica repulsa por el comportamiento de ambos, en especial del Barcelona», decía esa nota, que de aplazar pagos, nada de nada. Todo apunta, pues, a que la salida del delantero francés no será civilizada.

También se permitió Bartomeu juguetear con el destino de De Ligt, destinado a la Juventus, pero cuyo anuncio se hace esperar. «Hace tiempo que dije que yo sabía dónde jugaría De Ligt la próxima temporada, pero son los jugadores quienes tienen que decir dónde van».