El Huesca vivió ayer una jornada de relajo tras la noche más hermosa del domingo, en la que el equipo festejó su vuelta a Segunda B en Eibar. Dos autocares, además del que desplazaba a jugadores y directivos, así como un buen número de coches particulares, llevaron a unos 300 aficionados oscenses para apoyar a su equipo en tierras vascas.

Entre ellos se encontraba el alcalde de Huesca, Fernando Elboj, tal y como Jesús Viñuales, el presidente del club, explicó: "El alcalde tenía un compromiso en la ciudad de Tarbes, que está hermanada con Huesca, pero finalmente vino a Eibar, y estuvo comiendo con nosotros". Posteriormente, siguió el partido desde una grada de marcado color azulgrana, y no sólo porque ésos son también los colores del Eibar.

Un partido para recordar

"Me dio la impresión de estar jugando en El Alcoraz", rememoró Víctor Bravo, uno de los jugadores del Huesca. "Fue un partido para recordar", prosiguió. "Cuando era juvenil, jugué la final de la Copa del Rey con el Barcelona, pero no había vivido un encuentro de tanta trascendencia en mi vida", aseguró.

Juanjo Bona, uno de los puntales del Huesca, también tuvo que ver el encuentro desde la barrera , puesto que estaba sancionado. "No lo había pasado tan mal viendo un partido desde hacía mucho", recordó Bona. "Pero en cuanto el árbitro pitó el final, todos saltamos para abrazarnos a nuestros compañeros". La alegría se trasladó a los vestuarios, donde todos pasaron por el ritual de la ducha; incluso Jesús Viñuales, que explicó: "Estuvimos en el campo celebrándolo hasta más allá de las once". Según el presidente, nadie quiso poner punto final a la fiesta. "No había forma de sacar a los jugadores ni al público del campo", comentó. Una vez ya fuera del estadio, a los azulgranas les fue casi más complicado encontrar un lugar donde cenar que asegurar su puesto en Segunda B. "El domingo eran fiestas en Eibar, pero nosotros la llevábamos por nuestra cuenta. Tuvimos problemas para encontrar un sitio en donde nos pudieran dar de cenar", apuntó Viñuales. Tal vez fue ése uno de los motivos --aunque probablemente no el único-- por el cual la expedición azulgrana llegó a Huesca pasadas las seis de la mañana de ayer.

Al santo

Así las cosas, será hoy cuando el Huesca haga sus celebraciones oficiales. Esta tarde, el club irá a la basílica de San Lorenzo, patrón de la ciudad, donde se celebrará la tradicional misa en la que se pedirá al santo suerte para la próxima temporada. Del mismo modo, y posteriormente, el ayuntamiento hará una recepción en honor al equipo. "El propio alcalde nos lo ofreció a la directiva el mismo domingo, cuando ganamos", apuntó Viñuales. "Nos dijo que era algo que merecíamos, tanto el equipo como la ciudad".