—Se habla de que los ascensos y los títulos se ganan en las últimas diez jornadas. Ya están aquí. ¿Cómo las ve?

—Con muchas ganas de trabajarlas y de conseguir el objetivo, aunque siendo conscientes de que hay que ir paso a paso. No se pueden jugar todas a la vez, hay que ir partido a partido.

—¿Ahora se sufre o se disfruta?

—Se disfruta sufriendo.

—¿Cree que ha bajado un punto el equipo en las últimas jornadas?

—Estamos con mucha confianza, con la moral muy alta. Los equipos rivales juegan y, a pesar de que todos los partidos los preparas con las mismas ganas, no siempre salen como los prevés. Lo importante es que el equipo está compitiendo bien aunque algún día se esté más flojo con el balón.

—Da igual como ganar, se dice, pero es difícil saber cómo se gana sin jugar bien.

—A nosotros nos gustaría ganar dominando todos los partidos, pero somos conscientes de que hay días mejores y peores. Ahora lo importante es sumar.

—¿Qué se transmite a la gente joven del vestuario?

—Ellos ya sienten que queda poco y que cada punto es importantísimo. Aunque son gente joven, ya saben de qué va esto. No hay mucho que decir, se siente con la situación.

—¿Se notan los nervios?

—En mi caso no pienso más allá del sábado. Somos conscientes de que dependemos de nosotros, de que si ganamos los partidos que nos tocan vamos a estar ahí. Pero pensar más allá del Huesca no nos lleva a ningún lado, mucho menos tal y como está la clasificación de apretada, que tan pronto estás quinto como décimo.

—¿Son tres puntos y algo más?

—Sí. Al final es un derbi y el equipo que lo pierde siempre queda más tocado. Sabemos lo que se genera alrededor de este partido y estamos confiados en que lo vamos a ganar.

—No quedan entradas en La Romareda. ¿Qué significa?

—Que la gente está a muerte con el equipo y con mucha ilusión. Trataremos de estar a la altura y de que se sientan orgullosos de nosotros.

—¿De verdad puede marcar un gol la afición?

—Sin duda. No se es consciente de lo mucho que nos ayudan. No solo en este partido que va a haber lleno, sino en jornadas anteriores. A lo largo de la temporada el apoyo de la gente ha sido fundamental. Ese plus es la suerte que tenemos y otros no tienen.

—¿Por qué dice que no se es consciente de su importancia?

—Mucha gente no ha jugado a fútbol y no sabe la fuerza que te da. Cuando vas con el gancho y tienes que pelear un balón, si oyes a la gente empujándote, llegas. Sin ese aliento, no sacas esa pequeña reserva que te queda dentro.

—¿Puede influir también la responsabilidad que se tiene cuando hay una atmósfera tan cargada?

—Depende de cada cual. Hay gente que no se pone nerviosa ni aunque tenga un toro delante. Otros no son así.

—¿No tiene ganas de revancha?

—Eso no quiere decir que hayamos olvidado el partido de la primera vuelta. Somos conscientes de cómo fue el partido, lo hemos trabajado entre semana y sabemos lo que hicimos mal. No hay revancha, pero aquel partido lo tenemos en mente, nos hizo daño.

—La derrota y sus consecuencias…

—Sí. También por lo poco que queda. Está la tabla tan apretada que cualquier derrota te complica, aunque estamos en una buena dinámica y confío plenamente en sacar los 3 puntos.

—¿El partido será parecido al de la primera vuelta?

—Sí. Cada uno con nuestro estilo, pero habrá mucha intensidad. Desde la frialdad y la tranquilidad debemos tratar de hacer bien lo que sabemos para ganar.

—¿Nota al equipo más fuerte mentalmente?

—Es más fuerte mentalmente y en todos los sentidos. A lo largo de la temporada hemos crecido mucho. El equipo es muy joven, pero hemos sabido llegar a la recta final en los puestos de privilegio.

—¿Al Huesca se le juega con balón o sin balón?

—Al fútbol se juega con balón. Trataremos de jugar con balón y explotar todo nuestro potencial.

—¿Cómo se encuentra en esta temporada de altibajos?

—A la vuelta de Navidad era cuando más continuidad empezaba a tener, pero luego se me fueron juntando cosas. Ahora me encuentro muy bien.

—Dice Zapater que la posición de interior permite ser más visible en el juego, pero que hay que correr mucho más. ¿Lo ve igual?

—Sí. Es un puesto muy exigente, pero los que estamos jugando ahí lo podemos cubrir y lo estamos haciendo bien.

—¿Se siente reconocido en Zaragoza?

—Desde que llegué me he sentido bastante querido. Me siento muy bien, como en casa.

—Acaba contrato en junio. ¿Qué va a hacer?

—Estoy centrado en el día a día porque pensar más allá no me lleva a ningún lado. No quiero que nada me despiste, solo quiero estar centrado en los dos meses que quedan para estar a mi mejor nivel.

—¿Ha pensado en quedarse?

—En el club me han dicho que están contentos conmigo, pero nada específico y yo estoy tranquilo. Ellos ya saben que aquí estoy feliz, mi representante también lo sabe...

—¿Qué le dicen por la calle?

—Ahora lo que te dicen son todo maravillas (risas). Se nota en la gente la ilusión con lo que está generando el equipo.