Ya se esperaba. Pero todos se pusieron muy contentos en el valle de Benasque cuando el Consejo Superior de Deportes hizo oficial la selección de Martí Vigo para los Juegos Olímpicos de Pyeongchang. Era el primero en la lista de aragoneses que han disputado la gran cita cuatrienal. La mayoría es del valle de Tena o del valle del Aragón. Incluso hay tres de Monzón y uno, Víctor Lobo, de Zaragoza. Es el reconocimiento a este precioso rincón de la Alta Ribagorza y del trabajo de estaciones como Cerler o los Llanos del Hospital. «Al ser un valle de una población muy reducida, hay un porcentaje de gente mucho menor que en Jaca y Candanchú. Pero ahora se ha recompensado el trabajo que hacemos con la cantera», dice Berta Vigo, hermana de Martí.

Martí nació hace 20 años en la pequeña localidad de Sesué, un núcleo de un centenar de habitantes situado en La Solana, encima de Castejón y al sur de Benasque. «Sesué está a diez minutos de Benasque. En el invierno su gente trabaja en la cafetería y en las pistas de Cerler. En el verano se dedican al Parque Natural y también trabajan de agentes forestales, guías de montaña, socorristas de las piscinas y la hostelería... También hay algún ganadero», explica Berta Vigo.

Berta tiene ahora 26 años y hace diez meses tuvo a su primer niño. Se llama Nel. Fue ella la que precedió a su hermano en la práctica del esquí. «Evaristo, mi padre, trabajaba en la estación de Cerler y yo empecé a practicar esquí alpino a los tres años. Pero cuando Irma, mi madre, se quedó embarazada de Martí, comencé a practicar esquí de fondo», incide Berta.

Con los años la altoaragonesa llegó a ser uno de los valores del esquí de fondo nacional. «Competí en la Olimpiada de la Juventud Europea en Polonia, en los Mundiales Escolares en Andorra y corrí en pruebas de la Copa de Europa». Sus mejores resultado los consiguió desde los 15 y hasta los 20 años. «Berta y Martí son diferentes. Ella estuvo luchando varios años en el equipo nacional de esquí de fondo. Pero con los años se dio cuenta de que se le cerraban las puertas y lo tuvo que dejar», asegura Guillem Sancho, el responsable de la cantera de los Llanos del Hospital de Benasque.

Berta siempre soñó desde niña con acudir a unos Juegos Olímpicos. Pero muy pronto se dio cuenta de que era un objetivo irrealizable. Con los años empezó a practicar deportes en la naturaleza, en todos con buenos resultados. Competía en esquí de montaña, carreras por montaña e incluso pruebas de atletismo. Ahora está preparando unas oposiciones de profesora de Educación Física, es monitora de esquí y además lleva las actividades extraescolares en el instituto de Benasque.

Lo prioritario para Berta y su madre es viajar a Corea para animar a Martí. «Nos vamos el próximo 14 de febrero y regresaremos el 22. Ya llevamos preparadas la bandera de España. Iremos de Barcelona a Qatar y de aquí a Seúl. Daniel, mi marido, se quedará cuidando a Nel». Berta ya se ha informado de cómo son las montañas que hay en Corea del Sur. «Se ve que debe ser un país muy montañoso. Es muy pequeño, pero si lo extiendes es como China por la cantidad de montes que tiene», explica con detalle la deportista ribagorzana.

Martí se calzó sus primeros esquís de fondo a los tres años. Su mejor profesora fue Berta. «Recuerdo que Martí era muy espabilado y listo en las carreras. En un Trofeo Topolino en Italia el circuito apenas tenía nieve y Martí se ponía a adelantar a sus rivales por la hierba», indica Berta. Todos le recuerdan a Martí esquiando sobre la nieve como si fuera una pulga. «Era muy delgado y tardó mucho en crecer. Le costó dar el cambio en la pubertad y sus compañeros tenían más cuerpo y más fuerza. Pero al ser tan hábil con los esquís, al dar el estirón con 16 años empezó a mejorar rápidamente», añade Berta.

Guillem Sancho lo preparó siete años a partir de los 12. «De pequeño lo veía a Martí por Benasque. Cuando lo comencé a entrenar era poca cosa, muy flaco, muy bajito y más pequeño que sus compañeros». Pero siendo cadete comenzó a destacar. «Era un luchador. Como un burro de carga, asimilaba todos los entrenamientos sin problemas. Otros necesitaban descansar más».

Desde chico Martí se metió de lleno en el esquí de fondo. «Mis padres subían los fines de semana a los Llanos del Hospital y yo les acompañaba. Iba mejorando, seguía esquiando, pero nunca pensé en el objetivo de los Juegos Olímpicos. Ahora es cuando más metido estoy. Pero lo mío no ha sido una explosión. He ido a poco a poco y cada vez mejor». El ribagorzano estudiaba en el instituto de Castejón de Sos y después hacía sus sesiones de entrenamiento en los Llanos. «Es la estación con más nieve en España. Con sol es una maravilla esquiar allí. Y lo que más me gusta es el sitio con montañas, bosques y el paisaje», afirma el altoaragonés. Martí ya empezó a destacar cuando compitió en el Trofeo Topolino que se disputa en los Alpes italianos. En la referencia de carreras escolares en el panorama Europeo, se metió varias veces entre los diez primeros. Sancho recuerda una competición espectacular de Martí. «Fueron unos Nacionales en Candanchú cuando era cadete de segundo año. Estaba en el Centro de Tecnificación, fue toda la carrera por detrás de su compañero Andrés Sánchez y al final le superó».

El vídeo y los ídolos

Desde pequeñito vivió por y para el esquí de fondo. «Mentalmente se preparaba las carreras y se pasaba mucho tiempo viendo vídeos de corredores que le motivaban. En otros deportes es más fácil encontrar información por internet. Estaba pendiente de sus ídolos. Él tenía objetivos ambiciosos, pero no le hacía mucho caso a lo de ser olímpico. En cadete ya se vio que tendría abiertas las puertas del equipo nacional y que el cambio generacional en el esquí de fondo nacional tenía que ser él», apunta Sancho.

Berta reconoce que su hermano no se planteaba ser olímpico. «Hasta que no empezó a competir a nivel internacional lo veía muy lejos. Pero ya lo ha conseguido cuando se destaca en esta modalidad a partir de los 25 o 30 años. Si sigue así tiene mucho margen de mejora». A Corea del Sur acude Martí Vigo «sin presión, bastante tranquilo y a disfrutar de la experiencia. No disputará los primeros puestos», dice Berta Vigo.

Su hermana lo define como «un autodidacta. Busca muchas cosas por internet, ejercicios de estiramientos y respiraciones. Es muy ambicioso en carrera y tiene muy buena cabeza. Se esfuerza al 120%, no se presiona y confía mucho en él. Tiene muy buena técnica y sabe deslizarse sobre los esquís». Berta no le encuentra ningún defecto a su hermano. «No se me ocurre ninguno. Aunque quizás que le falta experiencia», valora.

En la categoría júnior ya se clasificó entre los mejores de la Copa de Europa. «He sido un asiduo de los primeros puestos en esta competición. Pero lo mejor fue mi actuación el año pasado en el Campeonato del Mundo júnior que se celebró en Salt Lake City. Allí terminé en el puesto decimocuarto en el estilo patinador», explica Martí.

Este año ya tenía claro que podría suceder a Emiliano Morlans y Diego Ruiz como el tercer esquiador de fondo aragonés en unos Juegos. «Este es mi primer año con los mayores. Es difícil, pero no imposible clasificarse para los Juegos. Estoy motivado, no me presiono y tengo ganas. Hay que esquiar rápido y llegar en un buen estado de forma», decía antes de lograr su primera participación olímpica en Dresde. Y lo logró.