Agustín Aranzabal está viviendo sensaciones muy extrañas en esta pretemporada. Es comprensible. Atrás ha dejado toda una vida en la Real Sociedad, ya que llegó en la temporada 93-94 al primer equipo donostiarra tras pasar por el filial, y por sus venas corre sangre blanquiazul, porque su padre, Gaztelu, también fue jugador txuri urdin y campeón en la primera Liga (1981) del conjunto vasco. Casi nada. Ahora, todo eso ha cambiado para Aranzabal.

El lateral izquierdo admite que le cuesta ver en su camiseta otro escudo que no sea el realista. "Nunca se me pasó por la cabeza jugar en otro equipo, pero en el fútbol es difícil adivinar dónde vas a acabar jugando y yo estoy muy contento de haberlo hecho aquí", asegura el futbolista de Vergara.

Pero esa satisfacción no esconde que le está costando adaptarse a esta nueva realidad, tan diferente a la que estaba acostumbrado. "Tengo sensaciones extrañas, ya que después de tantos años el cambio se me está haciendo raro. Todo esto es nuevo para mí, no conozco la ciudad ni cómo es por dentro el equipo, pero debo ir aprendiéndolo e integrándome poco a poco", admite el futbolista guipuzcoano, que en estos primeros días está dando muestras de profesionalidad dentro del campo y de seriedad fuera de él, aunque la juventud que impera en el grupo hace que esa integración le resulte un poco más fácil.

MAS DE 300 PARTIDOS Con 31 años y más de 300 partidos de Liga en Primera División, además de vestir la camiseta internacional en 23 ocasiones, Aranzabal puede ser un elemento fundamental para dar poso futbolístico a una plantilla que, a la espera de los fichajes qaue lleguen, no tiene en la experencia uno de los puntos fuertes. "Espero poder aportar esa experiencia, porque veo que no estamos tantos futbolistas veteranos como chavales jóvenes, aunqaue la ilusión de éstos siempre es muy importante", asevera el lateral izquierdo, que desde esa voz autorizada que dan los años advirtió en no conceder demasiada importancia al primer amistoso de mañana, frente al Olympique de Marsella en el mismo campo en el que se está ejercitando el equipo. "Lo fundamental es comprobar que se cumplan las directrices marcadas por el entrenador y ver si el trabajo físico está siendo bueno. El resultado en este tipo de partidos siempre debe quedar al margen", termina.