El Balonmano Dominicos es una sorpresa constante. En pocos años ha creado desde cero una de las mejores canteras femeninas de Aragón y hace dos años cogió la batuta del club Reyes Becerril. Ahora, en periodo de confinamiento, también se han sucedido las noticias. David Verdugo dejaba de entrenar al equipo femenino de División de Honor Plata y cogía el testigo Iván López, el director técnico de la entidad y entrenador del equipo de Primera. No queda ahí la cosa. Andrea Loscos, la figura del equipo de Plata, dejaba el club para irse al equipo de Tenerife de la Liga Guerreras y la sustituía la internacional malagueña Alba Díaz.

Pero lo mejor aún estaba por llegar. Iván López hizo una jugada maestra y encontró a la persona ideal para entrenar al equipo masculino de Primera. Y no era nadie vinculado con el club, era una madrileña de San Sebastián de los Reyes. Se llama Sara López y ambos ya se conocían desde hace tiempo. «La primera vez que coincidimos fue en un Campeonato de España cadete masculino. Él llevaba a un equipo de Montequinto y yo del Sanse. Después volvimos a coincidir en el curso de entrenadores», explica Sara López.

El año pasado la madrileña tuvo otro nuevo encuentro y conoció la cantera del club aragonés. «Fue en verano durante una tecnificación de Dominicos. La experiencia fue muy buena, todo el mundo estaba pendiente de mí como si fuera una más y toda la gente me ayudó», explica la madrileña.

Fue hace dos meses cuando Sara recibió una llamada de Iván López. «Me dijo que buscaba una persona que se involucrase con cualquier tipo de equipo, de chicos o chicas, y ayudar al proyecto en general. Tengo confianza con Iván, me lo pensé un poquillo hace pocos días y al final acepte», afirma.

La prioridad de Sara será entrenar al equipo masculino de Primera y, aunque lo lleve con normalidad, es una rareza en la categoría. De los 96 equipos de la división de bronce, solo hay dos entrenadoras, María Alirangues, en Pinto, y Susana Pareja, en Mislata. «Hay poca presencia de las chicas en el balonmano masculino, aunque con el tiempo se irá normalizando. Pero la mejor manera es no hacer diferencias y que no sea significativo», comenta.

López lleva toda la vida vinculada al balonmano en San Sebastián de los Reyes. «Es un pueblo de 90.000 habitantes. Allí tenemos un club de unos 500 chavales», resalta. Además, desde pequeñita todo el mundo la conocía como la Rusa. «El mote viene del instituto. Antes era más rubia que ahora y tenía los ojos azules. Hay gente que ni sabe cómo me llamo», afirma. Pero antes de que ese apodo comenzó a jugar al balonmano, concretamente a los diez años. «Era central, pero muy normalita. Llegué a jugar en la máxima categoría madrileña, pero a los 22 años tuve la suerte de retirarme por una lesión en la rodilla», dice con ironía.

Día a día

Entonces tenía claro que lo suyo era el banquillo. «Empecé como monitora a los 16 años echando una mano y mi primer equipo federado fue un alevín con 20 años». Después llegaron sus mayores éxitos. «Lo que más valoro es el ascenso a la División Plata femenina del 2016 y la plata y el bronce con la selección madrileña masculina juvenil en los Campeonatos de España», dice la entrenadora del equipo aragonés.

En el Dominicos, López quiere llevar a la práctica su estilo de juego: «Me gusta mucho el juego creativo, el ataque con juego muy rápido y que el balón fluya. Prefiero las defensas abiertas y equipos vivos que corren al contragolpe», explica. En ese aspecto, para ella es indiferente entrenar a equipos masculinos que femeninos. «Afronto los equipos de la misma manera. Quizás las chicas sean más disciplinadas, pero no encuentro diferencias destacadas y todo es más como enfoca el trabajo el tecnico», relata López.

Sara tiene tan solo 29 años y mucho futuro por delante, pero sus expectativas no pasan más allá del día a día y su satisfacción personal. «Cualquier entrenador de balonmano tiene como objetivo llegar a la máxima categoría posible. Pero a día de hoy me apasiona el trabajo con la base. Hay que tirar con lo de abajo y que se apunten el mayor número posible de niños. Soy feliz mejorando la cantera de un club», finaliza.