«Mi servicio funcionó bien, logré un montón de buenas situaciones después de mi primer saque y me sentí muy cómodo con el segundo». Así resumió Rafael Nadal el estreno en el Abierto de Australia de la nueva mecánica que utiliza para poner la bola en movimiento cuando dispone del servicio en su poder. En una nueva reinvención de su forma de jugar, el campeonísimo mallorquín ha adoptado nuevos movimientos para hacer más efectivo el servicio y, de paso, hacer menos dañino el swing para sus maltrechas rodillas y articulaciones.

Después del Abierto de EEUU, en el que se retiró en semifinales ante Juan Martín del Potro (no había jugado otro partido oficial desde ese 7 de septiembre), propuso a sus dos preparadores, Carlos Moyá y Francis Roig, buscar una mayor eficacia y velocidad en el servicio. Estos cuatro meses han sido tiempo suficiente para consolidar el cambio. «Se siente como si hubiera sacado así toda la vida», asegura Moyá.

Los cambios no son numerosos, pero sí significativos. Los explicaba Francis Roig en tres conceptos: «Primero, cuando empieza a ejecutar el swing, lleva la mano más rato por abajo en lugar de levantarla lateralmente. Segundo, en el momento de lanzar la bola al aire no flexiona tanto las piernas, aguanta más el cuerpo arriba, bien erguido, en lugar de sentarse porque así perdía dinamismo. Y tercero, entra bien con la pierna derecha dentro de la pista tras caer». Con esas pequeñas pero importantes correcciones, Nadal logró ayer unas estadísticas ligeramente mejores a sus promedios habituales en el circuito (ver gráfico adjunto), con más saques directos y mejor porcentaje de puntos ganados tanto con el primer saque como con el segundo.

James Duckworth, un invitado australiano de 26 años situado en el puesto 238 del ránking mundial (había llegado a ser el 82º), fue la primera víctima de Nadal en tres sets (6-4, 6-3 y 7-5) en un partido sin ritmo que, además, se decidió por los errores no forzados del oceánico (40, por 11 del español, además de 11 dobles faltas contra 2), que se la jugó en cada tiro. «No ha sido fácil jugar ante un tenista tan agresivo. Volviendo de una lesión, es difícil jugar así, sin ritmo», aseguró Nadal, que demostró tener ganas de convertirse en el primer jugador en la era Open (desde 1968) capaz de ganar al menos dos veces los cuatro torneos de Grand Slam. En Australia solo ha ganado una vez, en el 2009, y ha sido finalista en otras tres ocasiones. «Los jóvenes tienen mucho tiempo, aún pueden esperar uno o dos años más», bromeó Nadal, que a sus 32 años afrontará la próxima ronda ante otro australiano, Matthew Ebden, verdugo del alemán Struff.

El español no fue el único veterano en pasar. También lo hicieron Roger Federer, Kevin Anderson, Marin Cilic y Maria Sharapova. Andy Murray (31), en cambio, perdió en cinco sets ante Roberto Bautista y confirmó que está al borde la retirada por sus molestias de cadera.