El sótano de la LEB es un lugar lúgubre, oscuro y gélido, poco apropiado para un equipo acostumbrado por naturaleza al caviar y al jabugo. A sus estrecheces se ha visto recluido el CAI por la imprudencia de caer ante el Algeciras y dejar en la carretera un reguero de decepción tras pinchar en León y Plasencia. Ahora vuelve a casa mareado tras un viaje hacia la desilusión, obligado a iniciar una remontada hacia la azotea de la Liga. Recuperar la idea de que el Príncipe Felipe debe ser un fortín irreductible, hilvanar un juego sólido y regular y lograr una victoria son los deberes que el conjunto de Oscar Quintana afronta hoy (21.00) ante el Melilla.

Como hace un año, en la era Julbe, el CAI llega a la séptima jornada cargado de dudas, dramatismos y con dos pobres victorias en su haber. Las primeras señales de alarma llegan al observar a lo lejos la cabeza y comprobar que el conjunto aragonés sufre de irregularidad y no encuentra el orden apropiado. Débil en defensa e individualista en ataque, inconsistente en la dirección, los jugadores se han conjugado al trabajo y su guía, Quintana, clama por una mayor concentración y una cura de humildad para rectificar sin demora. Otra visión es impensable.

DOS CLAVOS Ante el Melilla será necesario un cambio de actitud y un volantazo en el juego del CAI que puede reposar en dos nombres propios. La recuperación de José Luis Galilea --un esguince le ha apartado en la gira de tres partidos-- y la incorporación de Il gladiatore Fernández son los clavos en los que hoy se agarra el CAI para pensar en que el cambio es posible. Con el base vasco, Quintana recupera a su lugarteniente, gana en tiro, serenidad y evita los experimentos con Lescano y Urtasun. Con el pívot asturiano, el técnico encuentra un desfibrilador de músculo y garra para el corazón de un equipo falto de adrenalina, rasmia en el rebote e inocente en malicia defensiva.

El rival también ayuda. El Melilla no acosa por su grandeza y su fisionomía se adapta a la de presa fácil. No obstante, el Melilla tiene peores guarismos que el CAI y transita por la decimocuarta plaza con una sola victoria ante La Palma (85-78). Es la peor cuarta defensa, el peor cuarto ataque y ostenta un porcentaje de lanzamiento poco digno (46% de 2 y 30% de tres). Para más guiños de esperanza hacia el CAI, el Melilla de Josep María Izquierdo, el delfín de Julbe en la Penya , es un turista generoso, frágil en pista ajena, donde este año arrastra tres derrotas por más de diez puntos y nunca ha anotado más de 63 puntos.

La plantilla del Melilla se ha nacionalizado en esta campaña bajo la dirección de Izquierdo y ya se ha producido un cambio. Jay Elliot (exLobos) sustituyó hace dos jornadas a Slocum, un pívot que llegó a última hora para cubrir la espantada de Lester Earl. El peso del equipo recae, junto al nuevo fichaje, en tres jugadores, el escolta José Miguel García (15 puntos), el pívot Vincent Thomas (16 puntos y 5 rebotes) y el base, cedido por el Joventut, Josep María Guzmán (6 puntos y 4 asistencias).