A Jaime Mata nadie le ha regalado nada. Tampoco lo ha hecho el fútbol. Ya que allá por el 2012 estuvo cerca de colgar las botas para continuar con su formación y dedicarse al mundo del transporte internacional de mercancías. Sin embargo, el madrileño quiso darle una oportunidad al fútbol. El espigado ariete aceptó la propuesta del Lleida Esportiu en vez de optar a otra profesión. Así cambió el rumbo del delantero que está rompiendo todos los registros de Segunda.

Aquellas dos temporada en el Camp d’Esports fueron una revolución para Jaime Mata. Ahí formó un ataque todavía recordado por la ciudad ilerdense. Aquella delantera con Jesús Imaz y escoltados por Jorge Miramón, que por aquel entonces jugaba en el centro del campo. Aquel Lleida no logró ascender a Segunda, pero Mata se colocó en el radar de muchos clubs. Sus registros goleadores captaron la atención de Quique Carcél. Un virtuoso conocedor del fútbol catalán. El director deportivo del Girona se enamoró de sus condiciones físicas, su solidaridad en el césped y ese refinado instinto goleador.

Tras años picando piedra, con su mono de trabajo repleto de manchas y suciedad, se ganó un hueco en la Liga de plata. Su año de debut en el profesionalismo se saldó con doce goles, su segundo con nueve. Pablo Machín, entrenador del Girona, se aprovechó mucho de su movilidad y estatura para dotar de trabajo su sistema de tres centrales y dos carrileros, que requiere de un gran esfuerzo individual para que todos los engranajes funcionen. Estas dos temporadas se saldaron con dos eliminaciones en la fase final de la promoción de ascenso a Primera División. Tras estos dos fracasos le llegó la oportunidad de recalar en una entidad de mayor solera tras aceptar la oferta del Real Valladolid.

Interés del Real Zaragoza

Jaime Mata, junto a Isaac Becerra, se marcharon al Real Valladolid al terminar contrato con la entidad gerundense. Por aquel entonces, Narcís Juliá, exdirector deportivo del conjunto zaragozano, suspiraba por hacerse con los servicios de ambos futbolistas. Especialmente con el delantero. Finalmente ambos recalaron en Pucela. A orillas del río Duero ha sido donde Jaime Mata ha conseguido explotar como futbolista. Aunque no lo tuvo sencillo en su primer año de blanquivioleta.

Paco Herrera solía ubicarlo en la banda izquierda, ya que Raúl de Tomás era el elegido para colocarse en la punta de lanza. Fue un año insípido para el atacante. Solo cosechó cinco goles y su papel en el peso ofensivo no fue el que hubiera deseado. Esta ituación cambió completamente con la llegada de Luis César Sampedro al banquillo de Zorrilla. El técnico gallego inculcó su característico estilo ofensivo, situó a Jaime Mata en punta e hizo que el equipo jugase más para su referencia. Algo que resultó decisivo.

Sampedro fue cesado por la mala dinámica de resultados. Pero entre su legado futbolístico dejó la figura de este ariete modelo. No solo marca, sino que se desvive en fase defensiva. Además, es el máximo asistente del equipo, con seis pases de gol. Un punta total que, a falta de dos jornadas de Liga, suma un total de 32 goles. Mata ya superó los 31 que Jonathan Soriano sumó en el Barcelona B en el curso 2010-11. El madrileño ya está en el libro de los máximos goleadores de Segunda. Es el cuarto anotador histórico, solo por detrás de Joaquín Sierra Quino, que marcó 33 goles con el Betis (1968-69); Baltazar, goleador que marcó 34 dianas con el Celta (1986-87) y Ricardo Alós, delantero del Sporting que anotó un total de 46 goles (1956-57).

Jaime Mata acaba contrato este curso. Todo apunta a que el atacante de 29 años disfrutará el próximo año de su debut en la Primera División. Es el siguiente escalón en su carrera. Un paso más hacia delante para este obrero del fútbol.