Los montañeros vascos Juanito Oiarzabal y Edurne Pasaban permanecen hospitalizados en la MAZ de Zaragoza por hipotermia tras su última expedición al K-2 (8.611 metros) el 26 de julio. El pasado sábado 1 de agosto, los dos himalayistas llegaron a la clínica de la capital aragonesa procedentes de Islamabad (Pakistán), al presentar graves lesiones en distintos dedos de ambos pies cuando regresaban de hollar la segunda cima más alta del mundo, formando parte de la expedición del equipo del programa de Televisión Española Al filo de lo imposible .

Juanito Oiarzabal, con buen estado de ánimo, explicó que le "van a desaparecer prácticamente todos los dedos de ambos pies, excepto los gordos", y tiene media planta congelada, aunque "con los baños de agua caliente oxigenada estamos intentando regenerar al máximo, y en torno al día 15 se decidirá cuál es la congelación concreta y me mandarán a casa", explicó el alpinista. "Hay que esperar 40 días aproximadamente desde el momento de la lesión hasta la fecha para intervenir, y con los injertos y las curas, el proceso durará en torno a seis meses. Si todo va bien estaré en condiciones de hacer montaña, y para ello vamos a hacer un programa muy específico de musculación de medio cuerpo para arriba, de piragua en banco móvil y bicicleta para intentar fortalecer de la mejor manera posible la congelación", dijo Oiarzabal.

ESPERANZA VIVA El vitoriano mantiene la esperanza de poder ir en noviembre a una travesía de 1.000 kilómetros por el desierto líbico, entre Egipto y Libia, "aunque no creo que sea posible", señaló. Sin embargo, ya piensa en acudir al Nanga Parbat (8.125 metros) en Pakistán al año que viene por estas mismas fechas con Al filo de lo imposible . "Después de probar primero un 7.000 para ver hasta qué nivel puedo aceptar el frío en los pies y ver cómo ando", e insiste en que "lo que tengo claro es que voy a seguir haciendo montaña y no va a haber ningún inconveniente aunque me amputen lo que me tengan que amputar". En cuanto a Edurne Pasabán, que permanece en la habitación contigua, aseguró que su evolución es positiva y "ya se van definiendo algunos dedos que va a haber que amputar".

Oiarzabal envió ayer un mensaje de felicitación a todos los vecinos de su localidad natal, Vitoria, con motivo del comienzo de las fiesta de la Virgen Blanca. "Que disfruten plenamente de las fiestas y que se tomen unas copas de pacharán por mí y unas buenas cervezas, que me da mucha envidia no poder estar allá con ellos", expresó Oiarzabal al recibir la visita del teniente alcalde de Vitoria, Miguel Angel Echeverría, que viajó hasta la clínica de la capital aragonesa para interesarse por su estado de salud y colocarle el pañuelo de fiestas. "Ya que no vas a poder estar con nosotros esta tarde en el balcón queremos estar contigo y transmitirte en nombre de toda la corporación nuestra cercanía y traerte aquí un poco de tu Vitoria", expresó Echeverría, que puso el pañuelo rojo a Oiarzabal.

El teniente alcalde y el montañero, que también recibió un libro de Vitoria "para los momentos de morriña", bromearon acerca de los pacharanes que Oiarzabal se iba a tomar esta tarde "como buen vitoriano. Me fastidia perderme las fiestas de la Blanca, normalmente estoy nueve meses del año fuera y en agosto aprovecho para estar con mi familia y sobre todo con mi hijo, ir por la mañana a la Gargantua, con los cabezudos, teatros infantiles, y luego con mi mujer a disfrutar de la noche", relató Oiarzabal.