Con una hora de retraso, el equipo de Neurocirugía de la Mutua de Accidentes de Zaragoza (MAZ) abandonaba el quirófano tras haber intervenido durante toda la tarde a los montañeros vascos Juanito Oiarzabal y Edurne Pasaban de las heridas producidas por las congelaciones que padecieron en su conquista del K-2 (8.611 metros), a finales de agosto. Mientras el primero --operado durante tres horas y media-- sufrió la amputación de los diez dedos de los pies y su recuperación está estimada en un año, la segunda únicamente fue tratada en los segundos dedos de cada pie durante unos 45 minutos, por lo que su retorno a la alta montaña se prevé más cercana.

Oiarzabal fue sometido a anestesia general para proceder a la amputación de las zonas necrosadas de sus extremidades y los posteriores injertos tomados de la región inguinal. "Estamos contentos porque hemos podido preservar el tejido óseo y la falange del primer dedo, una zona fundamental para que Juanito pueda continuar con su vida cotidiana y su trayectoria deportiva", explicó Ricardo Arregui, responsable de este departamento de la MAZ. Por su parte, Edurne Pasaban fue anestesiada locorregionalmente para ser intervenida en la falange distal de los segundos dedos de ambos pies. "El resto estaba perfectamente recuperado, por lo que su convalecencia será más corta", argumentó Arregui.

APOYO PLANTAR FUNCIONAL El pie derecho del ochomilista vitoriano ha acaparado la mayoría del daño ocasionado por las congelaciones provocadas durante el descenso del K-2, la montaña de las montañas . "Unicamente va a disponer de unos pequeños muñoncitos, unos dedos muy chiquititos. Pero lo más importante es el restablecimiento del apoyo plantar y de la primera falange del dedo gordo, con el fin de que llegue a caminar sin problemas y a escalar de nuevo", dijo Ricardo Arregui, quien aseguró que ambos pies tendrán un "apoyo correcto y funcional".

El cirujano plástico del equipo médico, el doctor Andreu, dio a conocer los plazos de recuperación para Oiarzabal: "En los próximos 5 ó 6 días deberá guardar reposo para que los injertos prendan. En los 10 días siguientes comenzará a deambular y a caminar, para después proceder a la rehabilitación propiamente dicha", relató. "Consideramos que necesitará de tres a cuatro meses para encontrarse físicamente bien, pero para llevar a cabo la práctica deportiva deberá esperar en torno a un año", afirmó el facultativo antes de confirmar que el alpinista vasco permanecerá, al menos, una semana en el hospital zaragozano para recibir la primera cura preceptiva.

Tras la operación, otro de los retos que tiene ante sí el equipo médico de la MAZ reside en el trabajo psicológico con sus pacientes, sobre todo con Oiarzabal. "Hay que tener en cuenta la actividad de riesgo que practica y no se puede exponer a tener un accidente. Habrá que mentalizar a Juanito, aunque no sé si lo conseguiremos", bromeó el doctor Andreu. La duración de estos periodos podrían reducirse si se tratara de un caso donde la exigencia deportiva fuera menor. Sin embargo, en la mayoría de las ocasiones, estos plazos se incumplen a la baja. "Debido a la constitución de este tipo de personas, su poder de recuperación es más rápido que el resto", concluyó.