En los Juegos Olímpicos de Invierno, en una ciudad tomada por un gran despliegue mediático y equipada con las mejores infraestructuras y ante los mejores competidores del mundo, pero él solo. Así estuvo Víctor Lobo en Sochi. "Me mandaron allí solo, sin entrenador, sin preparadores de esquís, sin técnico para la regulación en el tiro; haciéndolo todo tú solo es complicado", explica el aragonés tras su primera participación en una Olimpiada. Y es que el biatlón requiere de un acondicionamiento técnico de los elementos del que difícilmente puede ocuparse directamente el competidor. "Sobre todo por el tema de la preparación de los esquís. Si lo haces tú, se convierte en una lotería; puede que casualmente consigas que te vayan bien, pero es muy complicado. Lleva bastante trabajo, algo que un corredor en teoría no puede hacer", argumenta Lobo.

Una situación que se agrava echando un vistazo a la competencia, cuyas condiciones a la hora de competir son, como lo era la entidad del torneo, de alto nivel. "No tendría mucho sentido que el resto de equipos hagan inversiones millonarias en este tema y llegues tú con tus esquís y corras más que ellos. Más o menos es como si en una carrera de coches el piloto tuviese que hacerlo todo en el boxes", afirma. Lobo compitió en dos pruebas en los Juegos celebrados en la ciudad rusa: debutó en la cita olímpica en los 10 kilómetros en esprint, en los que terminó en la posición 84°; mientras, después participó en una segunda y última prueba, los 20 kilómetros, en los que quedó el 72°.

Unas clasificaciones modestas que no enturbian la experiencia olímpica. "No tenía ninguna expectativa de resultados, sino que fui a ver lo que ocurría. La experiencia ha sido buena", declara. No obstante, quizá si las condiciones de competición del aragonés fueran otras, sus aspiraciones podrían ir más allá. "Eso seguro, no sé en qué punto, pero más arriba seguro", dice. "Cuando los esquís no te corren, es difícil saber hasta qué punto podrías hacerlo mejor con unos más competitivos. En el tiro todavía puedo mejorar, los buenos me sacan bastante en eso. Pero es en el esquí donde más margen hay, ya sea por el entrenamiento físico o por la preparación de los esquís", añade.

Como la mayoría de los deportes minoritarios, pero quizá un poco más al tratarse de uno de invierno, el biatlón no recibe la atención de las instituciones en España, algo que sí ocurre en otros países. "El biatlón mueve bastante dinero, los equipos invierten bastante. En la Copa del Mundo ya es así. El biatlón puede competir con el fútbol en derechos de televisión en algunos países, así que puedes imaginarte la diferencia de presupuesto de otros equipos con el mío, que soy yo con mi dinero", se queja. Pese a ello, confía en que la notoriedad que da convertirse en un competidor olímpico mejore su situación. "Todavía no sé si el hecho de haber ido a unos Juegos cambiará algo, pero pienso que puede ser posible".

A gusto en Rusia

Si desde España no tiene mucho apoyo, en Sochi se encontró muy a gusto. "El ambiente era muy bueno. A los atletas nos trataban como a reyes, teníamos ayuda para todo. Hubo gente que se quejó: era todo alojamiento a estrenar y supongo que los defectos salieron porque no se había utilizado antes, pero eran cosas pequeñas". En cualquier caso, quizá por la sobriedad rusa, las leyendas sobre las juergas olímpicas no se cumplieron en Sochi. "Conoces a otros deportistas de otros países, pero tampoco es un desmadre. Yo vi que los deportistas estaban muy centrados en sus competiciones". Tampoco el tiempo cumplió con lo esperado. Era Rusia, pero el frío no llegó. "Nos tocó calor, buen tiempo, entre 10 y 15 grados por el día. Claro, eso para la nieve no era lo ideal, porque se ponía como un patatal. De frío nada, como es una zona costera, al sur, el tiempo era como si vas al Pirineo".

Lejos del ruido en torno a las polémicas de Putin, Lobo no percibió ninguna protesta. "A nosotros nos tenían recluidos. Allí solo te relacionas con deportistas o con el voluntariado, que estaba muy ilusionado. Supongo que habría gente descontenta, porque había bastante impacto ambiental. Por ejemplo, construyeron una carretera encima del río", dice.