Once temporadas consecutivas lleva el Real Zaragoza recurriendo a ese mercado de urgencias que no deja de ser el invernal. La última vez que lo dejó desierto fue en la 07-08, con el mismo entrenador que en la actualidad, Víctor Fernández, aunque fue él quien salió antes de que acabara ese mes y la temporada acabó en descenso. Quizá en aquel momento un central hubiera venido muy bien para regatear la tragedia que vino después. Esta temporada han llegado Chechu Dorado y Miguel Linares, 36 años cada uno, a aportar fútbol y experiencia a un equipo al alza.

No se puede contabilizar entre los refuerzos invernales a Guitián, que llegó en diciembre por la baja de Grippo. El caso es que desde la 95-96, cuando se institucionalizó esta ventana, solo en cuatro de los 24 años no se ha recurrido a este zoco de fichajes para paliar algunas carencias de la plantilla. Fueron en las campañas 99-00, 04-05, 05-06 y 07-08.

Desde Rambert y Gustavo López en la 95-96, el Zaragoza ha retocado su plantilla en este mercado de enero, a veces con golpes de efecto que salieron bien (Esnáider, en el 2000), otros no tanto (Milosevic un año después), en algunos casos con pocos fichajes que de verdad subieron el nivel, como Galca en la 02-03 o Movilla y Dani en la 03-04, o con refuerzos que pasaron desapercibidos como Nery en la 06-07. En total, más de 50 refuerzos invernales desde enero de 1996.

Años de revolución

Sin embargo, es obvio que en los últimos tiempos el mercado invernal ha sido un recurso mucho más utilizado que antes. Hay dos años paradigmáticos. En la 09-10, el Zaragoza, que se despeñaba hacia Segunda, fichó tras la llegada de Gay al banquillo hasta siete jugadores, todos refuerzos certeros y que ayudaron a salvar el descenso, además de demostrar lo mal que se planificó la plantilla en aquel verano del 2009. Llegaron Colunga, Suazo, el meta Roberto, Edmilson, Jarosik, Contini y Eliseu. Casi nada. No le fue a la zaga el cambio en el invierno del 2016, con hasta seis refuerzos con Narcís Juliá: Dongou, Lanzarote, Culio, Campins, Guitián y Javi Ros. El Zaragoza reaccionó con Lluís Carreras pero se quedó fuera del playoff en Palamós.

Hasta cinco refuerzos llegaron en enero de 2013 y de 2017, pero fueron revoluciones fallidas. En la 12-13, con Manolo Jiménez de entrenador y Agapito Iglesias en su etapa ya más oscura arribaron Rochina, Fernández, Carmona, Bienvenu y Rodri. Sin embargo, no se evitó un descenso que aún no se ha recuperado. Hace dos años, en los últimos momentos de la etapa de Narcís Juliá, llegaron Valentín, el meta Saja, Feltscher, Edu Bedia y Samaras, este último unos días después de cerrarse el plazo y desde el paro. Al Zaragoza le dio para salvarse con apuros en el tramo final.

Lalo siempre ha dejado claro que no es amigo del mercado de invierno, pero no le ha quedado más remedio que recurrir a él. Hace un año lo hizo con Perone y Alfaro, de gris paso ambos por el Zaragoza. El primero se acaba de marchar cedido al Extremadura y el segundo lo hizo en verano al Murcia y ahora al Hércules.

Cuatro fichajes llegaron en la 11-12 (Apoño, Aranda, Pablo Álvarez y Djumovic) y aquel Zaragoza firmó la salvación milagrosa con Jiménez, dos en la 10-11 (N’Daw y Da Silva) y solo uno en la 08-09 (Leo Ponzio), en la 13-14 (César Arzo) y en la 14-15 (Natxo Insa), estas tres últimas ventanas en Segunda.