La intención primera de Lalo Arantegui fue dejar cerrada la plantilla al 90% en los primeros días de la pretemporada. Su objetivo fue armar rápido un bloque sólido al estilo del que le funcionó a Natxo González en el Reus, aunque fuese aquel de perfil menor y distinta exigencia. Tal fue así que la primera vez que se sentó ante los medios para anticipar la temporada, el director deportivo anunció cinco fichajes de golpe (Alberto Benito, Ángel Martínez, Eguaras, Buff y Grippo), a los que se añadió la incorporación definitiva al primer equipo de Zalaya, Delmás, Lasure y Raí. Nueve nombres para empezar a bosquejar el dibujo que completó en los días siguientes. Llegaron otros siete: Papunashvili, Borja Iglesias, Alain Oyarzun, Febas, Verdasca, Toquero y Cristian Álvarez. En total, 16 hombres, más que suficiente para formar un equipo con los cuatro que no quedaron descartados: Ratón, Valentín, Zapater y Javi Ros. Faltaría, se supone, la guinda, un hombre de ataque de cierto postín para acompañar, competir o incluso ganarle el paso a Borja Iglesias.

Han pasado cuarenta días desde el comienzo de la pretemporada y en el Zaragoza se ha percibido que queda mucho trabajo por hacer. Con esto no basta. No se han llegado a cerrar las salidas, así que el atasco en la puerta ha impedido el progreso correspondiente. Claro que ya no se trata de ponerle una vela al pastel, sino de darle sustancia. Le faltan tres ingredientes al menos a González para poder componer la tarta que recetó a su llegada.

Los centrales no le funcionan, prácticamente ninguno. Jesús Valentín no se ha acercado a su nivel natural de juego en todo el verano, ni por supuesto lo hizo en el estreno liguero, donde fue el principal responsable del gol del Tenerife. Diogo Verdasca, extraño y tardío fichaje, llegó fuera de forma a Boltaña y se ha ido haciendo más al grupo que al fútbol. Ha cometido errores gravísimos en casi todos los cometidos propios de un central, aunque han resaltado algunos disparates con el balón. En cuanto a Simone Grippo, se puede entender como el central más fiable, aunque en ningún caso puede ser el jefe de la defensa. No tiene las características necesarias para poner sentido a la primera salida del balón. Bien al contrario, pasa por apuros como demostró en el Heliodoro Rodríguez. Aquí haría falta, sin duda, un fichaje al menos ya que se ha descontado a Zalaya, un muchacho que no ha cometido más errores que los demás, pero al que enseguida se le etiquetó como el central último.

No se entra de momento en los laterales, aunque Alberto Benito ha tenido un rendimiento inesperado en su banda, con muchas dudas defensivas. Ángel Martínez no pudo debutar ante el Tenerife, ya con molestias desde aquel partido ante el Levante. Sus dos sustitutos, no obstante, los dos aragoneses, dieron una impresión excelente. Lo hizo Lasure en la izquierda en Teruel; por supuesto, Delmás en el Heliodoro.

Por delante, solo Eguaras ha funcionado, aunque en el Heliodoro fue mucho menos de lo que pareció durante la pretemporada. Valdrían también cerca del navarro Pombo y Febas, los únicos futbolistas que han puesto algo distinto al ataque zaragocista. Así que faltaría por ahí otro volante con criterio técnico, al tiempo que se espera que se abra alguno de los melones estivales: Buff, Oyarzun o Papu.

Menos dudas, ninguna, quedan de Borja, que ha sobrevivido a una temporada terrorífica pero necesita a su lado a un delantero de un perfil bien diferente. Así que faltan dos como poco, aunque a partir de tres sería lo ideal. Quedan once días para hacer un equipo, el once de verdad.