"Y eso que El Sadar no es un campo que se adapte mucho a mis condiciones...". Oscar bromeaba ayer, un día después de una actuación en Pamplona que sabe a reivindicación, aunque él rehúya en todo momento utilizar esa palabra. Pero lo cierto es que los dos goles marcados y su buen partido el día en que Víctor se decidió a darle la camiseta titular son el mejor argumento para que el técnico aumente su confianza en el mediapunta salmantino. "Me lo tomo como un avance que me hace sentirme bien. Necesitaba un partido así y creo que aproveché la oportunidad que tuve en Pamplona", recalca el futbolista.

Oscar nunca dudó de sus condiciones, las mismas que le abrieron las puertas del Zaragoza el pasado verano tras firmar una gran temporada en el Valladolid. El club apostó fuerte por él, con cerca de tres millones de por medio, pero la mala suerte le persiguió en la pretemporada, con una fisura en el pie derecho que le dejó de baja hasta mediados de octubre. Debutó de forma oficial con el Zaragoza en el choque contra la Real Sociedad y Víctor le dio la titularidad una semana después en Santander, cuando estaba muy lejos de tener ritmo competitivo. Después, pasó a ser sólo un revulsivo habitual en el banquillo, lo que colmó su paciencia.

Una petición respetuosa

"No es que estuviera molesto, pero sí creía que estaba disfrutando de pocos minutos. Eso fue lo único que dije y no hablé nada con el entrenador", explica. Esa queja estaba bien fundamentada y Oscar lo demostró el pasado domingo, a la mínima que Víctor Muñoz le dio una buena oportunidad. Ahora, espera que esa buena actuación le sirva "para que el entrenador siga contando conmigo. En este equipo todos luchamos para ser titulares y yo no soy una excepción".

Pero la reivindicación de El Sadar también sirve para abandonar una idea que pasó por su cabeza: buscar una salida en el mercado invernal ante la falta de oportunidades. Y es que Oscar pasó de ser la apuesta más fuerte del Zaragoza el pasado verano a un segundo plano y, también, a una cierta indiferencia por parte del entrenador, que parecía no acordarse de él como pareja de ataque de Villa. Ahora, su situación ha cambiado y es obvio que seguirá en el once en Brujas, aunque él se muestre precavido. "De momento, estoy muy satisfecho por el partido que hice, aunque la lástima fue que no ganáramos, porque eso te deja mal sabor de boca. Las cosas me salieron bien y lo que quiero es continuar una línea que ya he comenzado", asevera.

Esa línea lleva de forma inevitable al gol. Oscar ya firmó una decena en la pasada campaña en el Valladolid --era su tercera temporada en el club pucelano-- y su aportación ofensiva puede ser vital en un momento en el que al Zaragoza se le han fundido los plomos en ataque. Ya quedó demostrado en Pamplona, donde tuvo dos oportunidades y en las dos acabó alojando el balón en las redes de Elía. "Lo dije y lo mantengo: vine al Zaragoza para intentar marcar más goles que en la pasada temporada y espero lograrlo". Oscar vuelve a lanzar una tímida sonrisa, esta vez de absoluta convicción, después de esa sentencia. El camino para superar esa cifra lo empezó el domingo en Pamplona, cuando reivindicó un puesto en el once titular donde se debe hacer: sobre un terreno de juego, con goles y con fútbol. Con esa actuación, es imposible hablar más claro.