En tiempos de crisis, Cecilia Buil es inasequible al desaliento. En plena crisis económica, la escaladora de Peña Guara muestra su actividad imparable en las paredes de todo el mundo. Este año ha seguido aumentando su brillante currículum. En febrero escaló cascadas de hielo en Noruega y en la primavera viajó a México para abrir una ruta de gran dificultad en la pared virgen de la Piedra Volada. Allí estuvo quince días colgada de una pared para abrir Rasmaturi. Pero lo mejor llegó el pasado mes de julio firmando una cascada de hielo en el valle del Marmolejo, en los Andes chilenos.

Esta nueva obra de arte la bautizó como Gioconda. "El nombre proviene de la calle donde me alojé en Santiago de Chile. Además subí esta cascada junto a la italiana Anna Torretta. Entonces no dudamos de bautizar esta ruta con el nombre de la pintura de Leonardo". Buil ya conocía esta escalada. Hace dos años abrió dos largos. "El problema es que en aquella época los porteos nos costó hacerlos una semana puesto que no había nieve. Sin embargo, ahora están en pleno invierno y podíamos transportar el material en una moto de nieve. Nosotros subíamos cargadas con las mochilas con esquís de travesía y Claudio Vicuña, un fotógrafo, junto a Nicolás Lafuente, nos hicieron los porteos en la moto", apunta.

El párking estaba situado a a 1.800 metros, el campo base a 3.400 y las cascadas empezaban a 3.800 y culminaban a 4.000. "El techo de la cadena es El Marmolejo, un volcán de 6.100 metros metros. Estuvimos en la parte baja del valle y el sector es espectacular. Llama la atención por su verticalidad. En esas montañas predomina una roca volcánica llamada andesita". Una de las dificultades de la escalada en hielo de esta zona es la gran oscilación térmica y otra la gran altura a la que hay que escalar.

LAS DIFICULTADES

"Por la noche el termómetro señala 15 bajo cero, salimos del campo base a 10 bajo cero y al finalizar la actividad estábamos a 20 grados. Es un hielo que transforma mucho a lo largo del día y es complicado acertar con las condiciones de la escalada. Prueba de ello es que la he escalado a la quinta ocasión". Otra dificultad añadida es que, en caso de accidente, la evacuación es muy complicada. "Mejor que no te pase nada, porque estás muy lejos, es un valle muy solitario y no hay equipos de rescate", dice.

El primer día repitieron uno de los largos del 2012. La cordada regresó poco después y tuvo que echarse para atrás por el viento. A la tercera fue a la vencida. "Conseguimos abrir la parte alta a tiempo y antes de que le pegara el sol. La cascada tiene 160 metros de longitud. Tiene un grado 6 de dificultad en hielo y VI de exposición", explica. Tras estas conquistas, Buil sigue pensando en los grandes retos. El año que viene le gustaría ira Pakistán. "Pero es más complicado encontrar financiación que abrir una vía", confiesa.